8. LA NUEVA CULTURA POLÍTICA
La Revolución Industrial produjo un cambio en las condiciones materiales de vida de
todas las personas como no se había
experimentado.
Igualmente, fue la fábrica la
que dio lugar a la aparición del “conflicto
de clases” entre la
enriquecida burguesía y el proletariado, producto de
la
masiva migración del campo a las
ciudades y de
la división del trabajo.
La Revolución Industrial acarreó un incremento de la producción que, superando al crecimiento demográfico, permitió un importante crecimiento de la renta per cápita y también una mayor distribución de la riqueza, la burguesía frente a los terratenientes. Junto a ello, las masivas migraciones produjeron
una
concentración
obrera alrededor
del lugar de trabajo, el
hacinamiento de viviendas en los barrios obreros en torno a las fábricas duras
condiciones del trabajo. Todo
ello magnificó la
percepción de las desigualdades y desembocó en el conflicto social de las dos clases emergentes, burguesía y proletariado.
El éxito material alcanzado se atribuyó al progreso científico y más concretamente al
empirismo del “método científico” basado en la observación de los hechos. Se pensaba que
la aplicación
del
empirismo
a las
relaciones humanas, podía dar
lugar al
descubrimiento
de las leyes que rigen el comportamiento social de las personas, y al
desarrollo
de las técnicas para
modificar este
comportamiento en beneficio de
los individuos.
8.1 Nacimiento de la idea social.
La Revolución Industrial dio lugar a una sociedad más
ágil, permeable y compleja. El cambio esencial que se produjo fue la sustitución de la estructura estamental del Antiguo Régimen por la clasista. En la nueva sociedad, de
acuerdo
con los principios del liberalismo, la ley debía ser igual para todos y ningún
puesto o función debía ser monopolio de un grupo social; también se contemplaba la
libertad económica, con la desaparición de las normas que limitaban la posibilidad de producir
bienes y comerciar con ellos.
El capitalismo, que se basaba en la propiedad privada de los medios de producción, fue el sistema económico
del liberalismo,
fundamentado
en unos principios doctrinales
propios que servían para dar respuesta a las necesidades planteadas en esos momentos.
Tuvo
como consecuencia la aparición del proletariado y el aumento de poder de la burguesía. Para la construcción de fábricas y adquisición de maquinaria los empresarios necesitaban acumular
capitales
y para
conquistar
mercado era preciso abaratar
la producción
en una etapa de
gran
competitividad.
Las empresas
encontraban
con facilidad
abundancia de obreros a los que podían variar las condiciones según las necesidades del que contrataba.
La creación
de industrias en las ciudades
y la emigración dio lugar
a un mayor poblamiento de los núcleos urbanos, con barrios cercanos a los centros industriales, en los que se levantaron edificios sin ningún tipo de planificación en lugares contaminados
por el humo de
las fábricas, carentes de alcantarillado y agua corriente. En estas precarias casuchas era habitual que toda una familia viviera hacinada en una sola
habitación. El trabajo en las
fábricas era monótono, con jornadas interminables que
llegaban hasta las 14 horas, en algunos trabajos se manipulaban sustancias peligrosas para la salud, como el fósforo, que producía malformaciones óseas y en la minería eran
corrientes los accidentes mortales.
Estas situaciones precarias fueron analizadas por los socialistas “utópicos”, o primeros teóricos del socialismo, críticos con el sistema capitalista, que ponían de manifiesto las
grandes desigualdades sociales y ofrecían alternativas o proyectos tomando como base las ideas
ilustradas; estaban en contra del liberalismo económico, del capitalismo y
defendían un mundo más justo y solidario. Los representantes más destacados de este
movimiento fueron:
- Robert Owen (1771-1858), nacido en Newton (Inglaterra). En 1801 se hizo cargo de un negocio de sus suegros que administró con eficacia consiguiendo una discreta fortuna.
Fundó una
escuela animándose
a idear un sistema de
educación para
renovar
la sociedad. En 1815 publicó su obra titulada New View of Human Society en la que
proclamaba
la igualdad absoluta
de derechos y la
abolición
de toda
superioridad, mostrando su preocupación por la vida de los obreros. En su fábrica de tejidos de Escocia) fundó una colonia de propiedad colectiva con viviendas para obreros y escuelas
para
sus hijos, pero este ensayó no triunfó. Siguió promocionando el socialismo y ensayó
nuevas experiencias comunitarias sin
éxito. Murió en 1858
en Newton, su ciudad natal.
- Claude Henri de Rouvry, duque de Saint-Simon (1760-1825), escritor, político, teórico del
socialismo y positivista, nació en París. Se preocupó durante toda su vida por denunciar en sus escritos las injusticias sociales que veía a su alrededor. Renunció a su título y se hizo republicano. Fundó varios periódicos y murió en 1825 en la mayor de las
miserias.
- Pierre Leroux (1797-1871) fue seguidor de las ideas de Saint-Simon. Inició su actividad
como escritor publicando artículos filosóficos. Liberal y antimonárquico, entró en la
Masonería y en la sociedad de los Carbonarios. Creador del término socialismo, lucho por los derechos de los trabajadores.
- Charles Fourier (1772-1837), nacido en Besançon (Francia), fue inventor de un sistema con
el que pretendía encauzar las pasiones
humanas
hacia un fin
útil
para la
comunidad. Proyectó una sociedad
ideal llamada Falansterio que sus discípulos pusieron varias veces en práctica fracasando siempre.,
- Jean
Joseph
Louis Blanc
(1811-1882), nació
en Madrid en plana Guerra
de la
Independencia. Desde muy joven publicó artículos sobre política, poesía y se interesó por
la
historia. Expuso ideas sobre la organización
del
trabajo, achacando la miseria social al
individualismo y pidiendo
solidaridad. En 1848 fue miembro del
gobierno provisional
revolucionario. Pidió la
supresión de
la
pena de muerte y fundó
“talleres
sociales”
mantenidos por el Estado para emplear
a los parados.
- Louis Auguste Blanqui (1805-1881) nació en
Puget-Teniers (Francia). Estudió derecho y
medicina en París y tuvo que ganarse la vida como preceptor hasta que se sintió atraído por la política. Fue un destacado teórico del socialismo utópico. Sus obras ejercieron una
gran influencia durante el siglo XIX Sus continuas actividades revolucionarias, su activo liderazgo fueron la base de la corriente revolucionaria denominada Blanquismo. Pasó
muchas etapas de su
vida
en la cárcel por revolucionario y murió en desterrado.
- Etienne Cabet (1788-1856). Nació en Dijon, estudio la carrera de abogado, que ejerció
unos años sin gran brillantez.
Participó en la revolución de 1830. Fue miembro de la
sociedad secreta de los Carbonarios, socialista utópico y en su novela Viaje a Icaria,
publicada
en 1842,
trató de
demostrar
la superioridad del socialismo
sobre
el capitalismo. En 1848, después de la revolución en la que no participó, se instaló con un grupo de discípulos que cedieron sus bienes a favor de la comunidad en Texas En su colonia ideal no había más que peleas y discordia y se trasladó a Illinois con unos pocos discípulos,, de donde fue expulsado por los mormones. En
1854, después de pasar algún tiempo en Francia, volvió a
Illinois para disolver
su sociedad, y allí falleció.
8.2 El positivismo.
En su sentido más amplio se entiende por positivismo toda corriente
filosófica que proclama que sólo el conocimiento basado en la observación y evaluación de los datos empíricos es sólido y fiable. Se contrapone al idealismo y excluye como
fuente de conocimiento las especulaciones metafísicas y las ideas apriorísticas.
En un sentido más restringido, se aplica a la filosofía derivada del pensamiento de Augusto Comte (1798-1857), que dio origen y nombre a la ciencia de la sociología. Comte, hijo de un funcionario del fisco, nació en Montpellier, Francia, en el seno de una
familia profundamente católica y lealmente monárquica, pero los aires republicanos y el
escepticismo que dominaban la
vida francesa hicieron que desde muy temprano, a la
edad de 14 años, abandonara deliberadamente estos orígenes ideológicos. La necesidad y
creer en la posibilidad de extender los métodos científicos al estudio y mejora de las relaciones sociales creando una nueva
ciencia a la que dio inicialmente el nombre de “física social” y luego el de sociología pasó a
ser la misión de su vida. Su carácter dogmático le llevó a concebir el positivismo como una religión oficiada por los científicos
y de la que él mismo sería el sumo sacerdote. En 1817 entró a colaborar como secretario
con
Saint-Simon durante 7 años. Tras romper con él, por pensar que se había apropiado
de sus ideas comienza su andadura
en solitario Murió en París a los 59
años.
En su libro Curso de Filosofía Positiva estableció las bases de su doctrina con su aserto
de
que tanto la humanidad en su conjunto como el individuo en su desarrollo personal
pasaban por tres etapas o estadios de desarrollo y conocimiento. En el primero, estadio teológico o mágico, el hombre busca la explicación de los fenómenos de la naturaleza en poderes
sobrenaturales o divinos. El
segundo estadio es el metafísico;
lo teológico
sobrenatural es despersonalizado y reemplazado por cualidades abstractas radicadas en las cosas mismas. Solamente la tercera etapa, la científica o positiva, permite al hombre “observar-prever-actuar”. No importa saber lo que las cosas son sino cómo ocurren. La
tarea de las ciencias es la de observar las regularidades de los fenómenos naturales y de
ellas derivar las leyes generales que los rigen. De esta forma se podrá controlar la
naturaleza e incluso la sociedad, asegurando el orden social. Junto a la “ley de los tres
estadios”, Comte presentó la idea de que las ciencias están ordenadas jerárquicamente formando una pirámide de seis niveles. El nivel inferior lo constituyen las matemáticas,
ciencia que tratando los aspectos más abstractos del conocimiento no necesita para su desarrollo de
ninguna otra.
En los
niveles sucesivos nos vamos encontrando a la
astronomía, física, química y biología. El vértice de la pirámide está constituido por la
sociología, la última y la más grande de todas las ciencias a las cuales integra y sintetiza en un todo cohesionado.
Dentro del positivismo del siglo XIX podemos citar junto a Comte, al filósofo, político y
economista británico John Stuart Mill (1806-1873) y a Herbert Spencer (1820-1906).
Frente al intervencionismo social propugnado por Comte, los representantes británicos
defendían que el progreso se alimentaba del esfuerzo individual y propugnaban las ideas económicas del liberalismo.
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