1. EL IMPERIO (1804-1815)
Los acuerdos de la paz de Amiens fueron rotos en 1803, dando motivo a Napoleón para proseguir las hostilidades contra Inglaterra y proclamar una nueva Constitución que convirtió el régimen republicano en un Imperio. La Constitución del año XII, 1804, confió el gobierno de la república a Napoleón como emperador hereditario, con atribuciones de los tres poderes. El nuevo emperador creó una corte imperial compuesta por su familia, los mariscales y los altos funcionarios civiles y militares. Napoleón deseaba un poder casi absoluto y se hizo coronar emperador de Francia por el Papa Pío VII en la catedral de Notre-Dame de París, haciéndose el régimen más autoritario y personalista. Para obtener plena aceptación de sus partidarios sustituyó la antigua nobleza hereditaria por una nueva que conseguía sus títulos por meritos obtenidos por servicios al Estado. Así nombró príncipes, duques, marqueses y condes a mariscales, generales o civiles destacados y convirtió a sus hermanos en reyes.
Una primera etapa de este período se extendió hasta 1810, cuando el sistema napoleónico triunfaba por sus éxitos en el exterior, por la recuperación económica y por el apoyo al Trono de la mayoría de los franceses. Napoleón había configurado un nuevo mapa europeo y construyó un Gran Imperio que se extendía por casi toda Europa.
La nueva organización era muy compleja. Francia se encontraba rodeada por un cinturón de estados vasallos que frenaban a las potencias hostiles. El mayor problema exterior era la imposibilidad de doblegar al Imperio británico, ideando el bloqueo continental para impedir el comercio y la influencia británica en el mundo que no dio resultado, ya que los ingleses respondieron con otro bloqueo al comercio francés. Esta guerra comercial perjudicó más al país galo y a su imperio terrestre que a Inglaterra, que tenía mayor capacidad de movimiento.
Desde su acceso al trono, el emperador fue tomando el pleno poder sobre todas las instituciones. En 1807 desapareció el tribunado y un férreo sistema policial y rígida censura fueron establecidos por el dictador. Al año siguiente inició la conquista de la península ibérica no valorando que en esa Guerra de la Independencia de España iba a primar la animadversión del pueblo ibérico hacia todo lo francés.
El Imperio francés se encontró en todo su apogeo entre 1810 y 1812 y pronto comenzaría la segunda etapa que finalmente significaría el fracaso de Napoleón. Las clases sociales daban muestras de cansancio debido a las continuas guerras, a la ruina causada por el bloqueo continental, al rechazo del campesinado ante los reclutamientos masivos de su gente joven y el aumento de los impuestos indirectos. Comenzaron a surgir protestas y sublevaciones que llevaron a publicar el nuevo Código Penal que contenía penas más rígidas, concebidas como sanción y como media para disuadir.
Los seguidores más fieles y sus militares más valiosos fueron abandonándolo, cuando en 1812 se produjo la derrota francesa en Rusia, las potencias europeas cobraron ánimos para vencer a Francia y en el interior se fue elaborando un intento de golpe de estado que diera fin al sistema napoleónico. El rápido regreso del Emperador a París se vio como una traición y tras la derrota en la Batalla de las Naciones en Leipzig (1803), la última coalición de las potencias europeas logró la abdicación de Napoleón el 6 de Abril de 1814 y la eliminación del Imperio Napoleónico.
1.1. Las campañas de Napoleón y sus consecuencias en Francia y en Europa.
Antes de establecer el Imperio, Napoleón ya tenía diseñada su política exterior, necesitaba rodearse de Estados vasallos, impedir el auge comercial y colonial de Inglaterra y tenía que someter por la fuerza al resto de países que no le fueran propicios para conseguir para Francia la hegemonía en Europa.
El tratado de Lunéville suscrito entre Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico en febrero de 1801 determinaron el control francés del norte de Italia, la influencia gala en el nuevo reino de Etruria y el afianzamiento en toda la margen izquierda del Rin y se declararon las repúblicas de Baviera, Cisalpina, Helvética y Liguria.
Por el Tratado de Aranjuez de marzo de 1801, Napoleón convencía a Carlos IV de España para presionar a Portugal para unirse a Francia. Al negarse el gobierno portugués, las tropas españolas al mando de Manuel Godoy invadieron varias localidades del Alantejo. La coalición hispano-francesa y las derrotas del ejército austriaco y del portugués propiciaron la firma de la Paz de Amiens en 1802 entre Francia e Inglaterra por la que fue disuelta la Segunda Coalición, Este tratado facilitaría la escalada victoriosa de Napoleón y la reconstrucción del dominio colonial heredado del Antiguo Régimen.
En 1803 Inglaterra declaró la guerra a Francia, rompiendo la Paz de Amiens. Poco después Inglaterra, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia formarían la Tercera Coalición antifrancesa.
La ambición del emperador iba creciendo hasta tal punto que decidió enfrentarse a Inglaterra por mar aunque esta poseyera la hegemonía naval y el 20 de octubre de 1805 el almirante inglés Horacio Nelson derrotó a la escuadra franco-española en Trafalgar (Cádiz) poniéndose fin al plan de desembarco francés en las Islas Británicas. Napoleón vencería poco después a la coalición austro-rusa en la Batalla de Austerlitz que ha sido considerado uno de sus grandes triunfos y que dio lugar a la disolución de la Tercera Coalición y a la firma por parte del emperador austriaco de la paz de Presburgo en la que cedía algunos territorios a Francia.
La Cuarta Coalición formada por Inglaterra, Rusia y Prusia se formó en 1806. Bonaparte derrotó al ejército prusiano en Jena y al ruso en Eylau, obligando al zar a firmar la Paz de Tilsit en 1807. Napoleón dominaba toda la Europa central y occidental, únicamente Inglaterra continuaba como enemiga, y recurrió al Bloqueo Continental para vencerla. En 1808, ante la negativa de Portugal a llevar a cabo el bloque, Bonaparte decidió doblegar al país luso con el apoyo de España. Sin embargo, el pueblo español no estaba dispuesto a ser absorbido por el imperio francés y se inició la guerra de independencia. Inglaterra envió sus tropas en ayuda de españoles y portugueses consiguiendo la liberación de la península ibérica en 1814.
Gran Bretaña y Austria organizaron en 1809 una Quinta Coalición contra Francia aprovechando las dificultades que esta tenía en España aunque fracasó al ser Austria derrotada y obligada a firmar la Paz de Viena de 1809. El emperador austriaco asintió en casar a su hija con Napoleón que se había divorciado de Josefina al no proporcionarle un hijo legítimo. Napoleón consolidó finalmente su Imperio al entroncar con la Casa de Habsburgo.
En 1811 Napoleón se encontraba en la cima de su gloria pero la rebeldía de muchos pueblos europeos provocó la Sexta Coalición compuesta por ingleses, españoles, italianos y alemanes. Francia comenzaba a tener problemas económicos por el bloqueo y se inició una gran inflación que ocasionó el colapso de la economía rusa que obligó al zar a reanudar el comercio con Inglaterra. Esto enfureció a Napoleón que envió rápidamente a su Grande Armée a luchar contra Rusia, aunque las condiciones climáticas adversas, la escasez de víveres y la oposición del pueblo ruso, le llevó al abandono de ese proyecto conquistador. Cientos de miles de soldados sucumbieron en el camino de vuelta por el adverso clima, el cansancio y la escasez de víveres. Este desastre originó la formación en
1813 de la Séptima Coalición. La unión de Europa ocasionó la victoria de la coalición en la Batalla de las Naciones en Leipzig en 1814 y la abdicación de Napoleón que marchó al destierro a la isla de Elba. En el Tratado de París firmado por las potencias europeas, Francia fue reducida a sus fronteras de 1792 y fue restaurada la dinastía borbónica en la persona de Luis XVIII.
2. LA CAÍDA DEL IMPERIO NAPOLEÓNICO
Entre 1813 y 1815 se produjo la rebelión de Europa y el hundimiento del Imperio napoleónico. Tras la derrota de Leipzig se derrumbó el sistema militar creado por Napoleón. Con el fin de restablecer las fronteras europeas fue convocado el Congreso de Viena en 1814.
2.1. El Imperio de los Cien Días.
Mientras se celebraba el Congreso de Viena, Napoleón escapó de la isla de Elba y con la ayuda de sus partidarios regresó a París y volvió a establecer el imperio que solamente duró cien días, ya que el ejército de una última coalición entre las potencias europeas al mando del Duque de Wellington causó la definitiva derrota de Napoleón en Waterloo en junio de 1815. El emperador fue deportado a la isla de Santa Elena donde murió el 5 de mayo de 1821 con 52 años.
2.2. Transformaciones y contrastes en Francia y Europa.
Con la caída de Napoleón finalizó la unificación de Europa bajo el dominio de Francia. El sentimiento nacionalista de los pueblos fue pisoteado por sus tropas y las potencias europeas se plantearon la reconstrucción del continente resolviendo las divisiones territoriales que Napoleón había creado y decidieron restaurar la monarquía.
A pesar de que las conquistas revolucionarias sobre la abolición del feudalismo y la igualdad ante la ley se mantuvieron, Napoleón había implantado un régimen autoritario y militar de tradición monárquica y que significó para Francia una etapa de expansión económica aunque las continuas guerras acabaran ocasionando la ruina total.
La propaganda napoleónica impulso el culto al emperador. Su estrategia comunicativa se centró en glorificarse a sí mismo y ya no primaba la propaganda revolucionaria de ideas y doctrinas. Napoleón se encontraba tan orgulloso de los Códigos implantados en Francia, que propicio que fueran introducidos en todos los nuevos.
El régimen consular estableció un nuevo grupo social dominante, los Notables, para lograr la estabilidad política que necesitaba, formado por hombres de negocios, grandes propietarios, altos funcionarios y militares distinguidos. Una nobleza basada en el talento personal y en los servicios al Estado. Desde que Napoleón instauró el imperio, la política social se fue haciendo más complicada, su estructura se definía por una primera jerarquía constituida por la familia imperial, por debajo se encontraban los grandes jefes y altos funcionarios y en el último escalón de la élite los caballeros miembros de la Legión de Honor.
La expansión francesa alcanzó su mayor apogeo en 1811, mientras que la pérdida de la hegemonía se inició en 1812, fecha del desastre en Rusia.
La gran equivocación de Napoleón fue el establecer el bloqueo continental a Inglaterra, como estrategia y defensa ante el dominio marítimo adquirido. No hay duda que el bloqueo perturbó la economía británica aunque peor le fue a Francia. Al final de la etapa napoleónica quedó destruido en Francia el comercio marítimo, perdidos los intercambios coloniales e impedida la transformación industrial, revolución que ya se estaba afianzando en Inglaterra. Finalmente, tampoco llegó a triunfar el sistema continental inventado por Napoleón: territorios dominados militarmente, encuadrados en una estructura federal bajo la dinastía Bonaparte.
Sin embargo, Francia consiguió imponer el modelo surgido de la Revolución y muchos Estados europeos fueron transformándose política y socialmente. Al destruir los particularismos de los pequeños Estados en Italia y Alemania, abolir los privilegios del Antiguo Régimen y establecer la unidad administrativa, civil y económica, estas naciones quedaron abocadas a la unificación. Napoleón había creado las condiciones necesarias para el despertar de los nacionalismos, una de las grandes fuerzas del siglo XIX.
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