martes, 12 de febrero de 2013

La revolución norteamericana: Parte 2


1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

La guerra se inició como una represn de los británicos a los colonos rebeldes para convertirse más tarde en una contienda generalizada entre Gran Bretaña y varias grandes potencias extranjeras.
El gobierno británico creía que Boston era el foco del conflicto y que castigando a esa ciudad portuaria sometería a los rebeldes.
Los primeros choques entre los colonos y las tropas reales tuvieron lugar el 18 de abril de 1775, cuando los soldados británicos trataban de incautarse de armas y municiones rebeldes. La lucha se inició en Lexington y contin en la ciudad de Concord, con el triunfo de los rebeldes. En su huida hacia Boston, los británicos se vieron acosados por los rebeldes.
Cada colonia aportó una milicia local que carecía de entrenamiento, de uniformes, de la disciplina propia de los soldados profesionales y sólo contaban con armas ligeras, pero eran más numerosos y en estas primeras escaramuzas vencieron también al ejército real en Saratoga. En junio de 1775 las tropas reales, con un refuerzo de soldados llegados por mar, derrotaron por primera vez a los colonos en Bunker Hill. En mayo de 1775 las noticias de los enfrentamientos habían llegado a Filadelfia, donde se hallaba reunido el Segundo Congreso Continental que asumió las responsabilidades de un gobierno de todas las colonias. El Congreso decidió establecer un ejército regular para coordinar todas           las fuerzas nombrando comandante en jefe a George Washington, rico terrateniente de Virginia. El Congreso autori la invasión de Canadá, emitió papel moneda para sustentar a las tropas y nomb una comisn que pudiera negociar con otros países. Los colonos se declaraban abiertamente en guerra contra la metrópoli. El 4 de julio de 1776 el Congreso votó a favor de la independencia de los Estados Unidos.
En el verano de 1775 la situación estaba totalmente fuera de control. En agosto de 1775 el rey Jorge III procla a las colonias en rebeldía, en octubre las acusó de levantarse para conseguir la independencia. En diciembre se decla el bloqueo marítimo, de forma que los buques británicos podían confiscar todos los barcos que pretendieran comerciar o auxiliar a los norteamericanos.
En principio, los británicos creyeron que muchos de los colonos permanecerían fieles a la Corona, pero solo entre un 15% y un 20% fueron leales a la Corona británica. Los indios se dividieron ante el conflicto.
Al iniciarse el conflicto Gran Bretaña parecía tener todas las bazas posibles para ganar rápidamente la contienda. Su armada era la mayor del mundo y poseían un ejército profesional, bien entrenado. Pero las desventajas británicas eran muy grandes. Tenían que dirigir las operaciones desde el continente, con los consiguientes problemas en las comunicaciones y el avituallamiento del ejército, combatían en un terreno desconocido, de gran extensión,       dondlas maniobras y desplazamientos constituían graves problemas. Otra desventaja importante para los británicos era la de no poder enfrentarse a un ejército en batallas organizadas. Al carecer los norteamericanos de un ejército profesional, la mayor parte de la contienda se desarrolló en ataques de guerrillas locales, con un gran apoyo de la poblacn que les acosaba, les impedía avituallarse y les cortaba el paso. Lo que en un principio parecía una tarea fácil se convirtió para los británicos en un infierno.
En el verano de 1776 William Howe, general en jefe del ejército británico al frente de 30000 hombres, llegó al puerto de Nueva York con la intencn de aislar a Nueva Inglaterra del resto de los rebeldes. En una campaña que duraría dos años, el general y su hermano el almirante Richard Howe llevaron a cabo una campaña en la que se mezclaban las acciones de guerra y los intentos de pacificacn.
En agosto de 1776 el ejército de George Washington fue derrotado en Long Island. Howe ocupó Nueva Jersey y distribuyó sus tropas por varias ciudades de la zona para convencer a los rebeldes de que estaban perdiendo la guerra. Muchos de los colonos leales a los británicos que permanecían escondidos se unieron a las tropas de Howe, y otros varios miles de colonos aceptaron la oferta de indulto si juraban lealtad a la Corona. Éste fue uno de los momentos en que los norteamericanos estuvieron a punto de perder la guerra. Pero la política de pacificación de los hermanos Howe se vio perjudicada por los saqueos de los soldados británicos y el triunfo de Washington al tomar los puestos avanzados de Trenton en diciembre de 1776 y Princeton en enero de 1777. El ejército de Howe tuvo que retirarse de las orillas del río Delaware, lo que permitió a las milicias patrticas volver a conquistar las zonas abandonadas.
Los británicos continuaban en la creencia de que si aislaban Nueva Inglaterra conseguirían terminar con el foco principal de los rebeldes y ganar la guerra. Con este fin, en 1777 movilizaron a 8000 hombres, al mando del general Burgoyne, que debía dirigirse desde Canadá hacia el sur; en las cercanías de Albany debían reunirse con las tropas mandadas por el teniente coronel Barry St. Leger, que se desplazaan hacia el este y con las del general Howe, que desde Nueva York debía ir hacia el norte.
Pero Howe, en vez de colaborar en el plan, pensando que muchos de los colonos de los estados del centro continuaban fieles a la Corona, decidió tomar la ciudad de Filadelfia, sede del Congreso. El 11 de septiembre, Washington se enfrentó con Howe en Brandywine, cerca de Pensilvania y el 4 de octubre en Germantown. Los británicos vencieron en ambas batallas, pero el ejército norteamericano demostque podía enfrentarse a los británicos en un combate organizado. Al llegar a Saratoga, el ejército de Burgoyne, debilitado por las emboscadas, los sufrimientos y el hambre se enfrentó a más de diez mil soldados americanos al mando del general Horatio Gates, y tuvo que rendirse.

2. LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA GUERRA. LA BATALLA DE SARATOGA

Tras la derrota inglesa en Saratoga en octubre de 1777, la contienda to un carácter internacional al firmar las colonias un tratado con Francia en 1778, y con España en 1779. Desde el comienzo de la guerra, Francia había estado suministrando a los rebeldes en secreto armas y dinero para vengarse de su derrota en la Guerra de los Siete Años y con la esperanza de recuperar sus antiguos territorios. En 1780, Rusia firmó la Liga de Neutralidad Armada con el resto de las potencias marítimas de Europa, dejando a Gran Bretaña aislada por primera vez en su historia.
Las campañas militares se desplazaron hacia el sur, donde Gran Bretaña creía tener suficientes apoyos, se mantuvieron a la defensiva en Nueva York y Rhode Island y abandonaron Filadelfia. La retirada de Filadelfia le proporcionó a Washington la oportunidad de atacar a los británicos con un ejército mejor organizado y más disciplinado. La batalla tuvo lugar el 28 de junio de 1778 sin que ninguno de los dos ejércitos venciera, pero para los americanos significó una victoria por haberse enfrentado sin ser derrotados a las bien entrenadas tropas británicas.
En el invierno de 1778-1779 los británicos consiguieron victorias importantes en el sur, tomaron Savannah, Augusta y restablecieron el gobierno de la Corona en Georgia. En 1780 consiguieron conquistar Carolina del Sur, venciendo a un ejército al mando de Abraham Lincoln que supuso la mayor derrota de los patriotas en toda la guerra. Pero las victorias de los británicos no sirvieron para pacificar y consolidar los territorios conquistados. Los saqueos de los casacas rojas y las represalias de los leales a la Corona contra los revolucionarios hicieron que muchos de los habitantes de Carolina del Sur y Georgia apoyaran la revolución.
Los americanos lograron organizar un nuevo ejército en el sur que trató por todos los medios de dividir las fuerzas del enemigo. En enero de 1781 la destrucción de la legión británica Tory de Tarlenton hizo que los británicos abandonaran su base en Charleston, reunieran sus tropas en Carolina del Norte para pasar a Virginia y dejaran el terreno libre para que los patriotas recuperaran el sur en la primavera y verano de 1781.
En Virginia, los británicos eligieron Yorktown como cuartel general. Fuerzas conjuntas americanas y francesas reunieron un ejército muy poderoso al mando de Washington y el conde de Rochambeau para atacar a los británicos. Una flota francesa impidió a la armada inglesa prestar apoyo al general Cornwallis, que en octubre tuvo que rendirse con sus 8000 hombres. La guerra contin durante unos meses más, pero la victoria de Yorktown significó el triunfo de los norteamericanos.
Una vez ganada la guerra, los americanos tuvieron que negociar una paz complicada por las alianzas a las que habían llegado durante la contienda con Francia y España. Los diplomáticos enviados a Europa para la negociacn, decidieron negociar solamente con Gran Bretaña y consiguieron que reconociera unos mites muy ventajosos para el nuevo país. Una vez conseguido el preacuerdo con Gran Bretaña los embajadores americanos negociaron con Francia, que aceptó el acuerdo con algunas reticencias y España. En el tratado de Versalles firmado en septiembre de 1783 se reconocía la independencia de los Estados Unidos por parte de la Corona británica.
La mayor parte de los realistas permanecieron en Estados Unidos después de la guerra, aproximadamente 37000 marcharon a Canadá, donde el gobierno británico creó para ellos en 1784 la provincia de New Brunswick, algunos se exiliaron en Inglaterra y en las Indias occidentales.

3. DEL MODELO CONFEDERAL A LA FEDERACIÓN

Cuando los británicos iban ganando la guerra, se reunió de nuevo el Congreso Continental de Filadelfia y el 4 de julio de 1776 aprobó el Acta de Independencia basada en un borrador elaborado por Thomas Jefferson, John Adams y Benjamín Franklin. Los principios en los que fundamentaron el Acta de Independencia tenían su origen en Locke, quien había demostrado que todo sujeto posee derechos naturales y que, en el caso de que éstos fueran violados, el pacto social entre el soberano y el pueblo quedaba deshecho. El Acta de Independencia también tenía influencias de Rousseau.
El proceso político siguiente pa por profundas divisiones entre los delegados de los distintos Estados. Los federalistas pretendían que se instaurara un fuerte gobierno central, con mayor poder en manos del ejecutivo; los más radicales se sentían republicanos confederales y demócratas y se oponían tanto a la monarquía como a un gobierno que limitara el poder de los grupos locales.
Ya desde mediados de 1775 los rebeldes habían conseguido controlar políticamente la mayor parte del territorio. Las trece colonias se denominaban a mismas Estados, habían expulsado a los gobernadores británicos, cerrado los tribunales e iban preparando Constituciones propias que desplazaran las cartas otorgadas por la Corona británica. La primera Constitucn estatal ratificada fue la de New Hampshire, en 1776, seis meses antes de la Declaracn de Independencia. Poco después Virginia, Carolina del Sur y Nueva Jersey redactaron nuevos textos constitucionales mientras que en Connecticut y Rhode Island continuaron rigiéndose por sus cartas otorgadas de las que habían eliminado cualquier alusión a la Corona.
En 1777 el Congreso aprobó los Artículos de la Confederación y Unión Perpetua, que se ratificarían en marzo de 1781 pasando a denominarse Congreso de la Confederacn. Los Artículos de la Confederacn establecían, entre otras cuestiones, que el Congreso era la única institucn por encima de los trece Estados, pero afirmaba la prioridad de los Estados separados sobre el gobierno de la Confederacn y limitaba los poderes del gobierno central a dirigir las relaciones exteriores, a declarar la guerra; a establecer los pesos y medidas y a ser árbitro final en las disputas entre los Estados miembros; cada uno de los Estados tenía un voto en el Congreso de la Confederacn y una delegacn de dos a siete miembros que eran designados por los órganos legislativos locales. Se requería la aprobacn de nueve Estados para admitir a otros en la Confederación y se aprobó por adelantado la admisn de Canadá.
El deseo de mantener su independencia lle a los colonos a no querer establecer un gobierno nacional poderoso. Cada Estado actuaba de forma soberana.
En cuanto a la política exterior, cada uno defendía sus intereses de forma que para que los tratados fueran eficaces las potencias extranjeras tenían que firmarlos con cada Estado, lo cual era un peligro ya que existían serias amenazas de las potencias vecinas que aún tenían colonias.
Durante la guerra, el país había contraído una enorme deuda, el Congreso Continental había recurrido a la emisn de papel moneda para financiar la contienda que perdió rápidamente su valor, la inflacn se dispa y los soldados se lamentaban de que sus pagas llevaban muchísimo retraso.
No todos los Estados tenían la misma capacidad para gestionar sus asuntos públicos. La mayor parte de los Estados del sur, con la excepción de Carolina del Norte y Georgia, que prosperaron, decidieron no pagar sus deudas lo que significó una grave depresión de las economías privadas y un importante deterioro del crédito público.
Los artículos de la Confederacn no sirvieron para establecer el nuevo Estado ya que no eran suficientes para afrontar todos los problemas del país. Se basaban en la buena voluntad, no podían garantizar los compromisos adquiridos ni hacer respetar los tratados de paz. El poder federal era muy débil, existía un vacío en la legislación y era necesario crear una administración interior y una hacienda capaz de hacer frente a la fuerte deuda exterior.

7.1. La Convención de Filadelfia.

Ante este cúmulo de problemas parecía inevitable que se revisaran los artículos de la Confederación. En mayo de 1787 se reunió la Convencn en Filadelfia como Convención Federal, con la asistencia de todos los Estados (menos el de Rhode Island), representados por sus hombres más notables. Como presidente fue elegido George Washington, por su reconocido prestigio militar y político.
En principio, los dirigentes poticos creían que debía darse nuevos poderes al Congreso para enmendar los artículos de la Confederacn, y conceder al Congreso autoridad para regular el comercio y establecer impuestos. La delegacn de Virginia, representada por Madison, inició el debate con propuestas radicales que no eran una revisn de los artículos de la Confederacn sino un proyecto para un cambio muy significativo del gobierno. Los representantes de los Estados grandes apoyaban la propuesta de Madison, propugnando la creación de un nuevo gobierno nacional mucho más poderoso que fuera capaz de resolver todos los problemas pendientes en cuanto al comercio, las relaciones exteriores, el crédito, etc.
El Plan de Virginia proponía la creacn de dos cámaras, una elegida por sufragio universal y otra elegida por la primera. La representación en ambas debía ser proporcional a la poblacn. El ejecutivo y el judicial debían ser elegidos y nombrados por las Cámaras, que podían decidir sobre la constitucionalidad de las leyes votadas por los distintos Estados.
Muchos de los delegados rechazaron el plan de Madison porque suponía ir mucho más allá de los que en un principio habían proyectado, pero ganaron la batalla al conseguir la aprobacn sobre los puntos fundamentales como el referido a la creación de un poderoso gobierno central.
La primera dificultad fue conseguir el consenso entre las propuestas de los grandes y los pequeños Estados. Finalmente, una comisn formada por un miembro de cada Estado presentó un informe, conocido como la Transacción de Connecticut que fue aceptado: se crearían dos Asambleas, una como Cámara proporcional a la poblacn; la segunda, el Senado con dos senadores por Estado independientemente de la poblacn de éste. Se crearía una Federacn, la soberanía popular pasaría de los Estados a dicha Federación; los poderes ejecutivo, legislativo y judicial que emanaban del pueblo se mantendrían totalmente separados y se controlarían mutuamente. El ejecutivo sería ejercido por un presidente elegido por cuatro años, mediante un sufragio indirecto. El poder judicial se confió a un Tribunal supremo de nueve jueces, designados por el presidente de acuerdo con el Senado, y sería el encargado de dirimir los conflictos entre el Congreso y el presidente. El Congreso, compuesto por el Senado y la Cámara de Representantes, ostentaría el poder legislativo y podría proponer enmiendas a la Constitucn, que a su vez tendrían que ser ratificadas por los Estados. En este nuevo modelo político, los representantes de los Estados del norte pidieron ventajas en materias comerciales, y los del sur lucharon por conservar la esclavitud.

8. LA FEDERACIÓN: LA CONSTITUCIÓN

La Constitucn fue redactada durante el verano de 1787, aprobada por la Convencn el 17 de septiembre de 1787 y enviada para su ratificación a los trece Estados el 28 de septiembre del mismo año.
En los debates para la ratificacn del texto constitucional los antifederalistas estaban en contra de instituir un fuerte gobierno central que consideraban parecido a una monarquía, puesto que concentraba el poder a expensas de la libertad de los Estados; además, consideraban que no sería posible gobernar una república tan extensa sin caer en la tiranía al eliminar la soberanía independiente de cada uno de ellos. Creían que la nueva Constitucn iba en contra de los principios revolucionarios y de los de la Confederacn. Pero los federalistas se oponían a estos argumentos al afirmar que no negaban el principio de soberanía sino que lo trasladaban a todo el pueblo. Así se creaba una nueva forma de relación del gobierno con la sociedad.
Jefferson, antifederalista, manifestó que no podía considerar completo el texto constitucional mientras no se le añadiese una Declaracn de Derechos, como compensacn por haber cedido ante cuestiones importantes en las que no estaba de acuerdo con los federalistas. Madison propuso una serie de enmiendas que constituían una garantía de las libertades humanas. Aseguraban la tolerancia religiosa, la libertad de pensamiento, de prensa, de reunn y la libertad del pueblo para llevar armas, constituyendo el conjunto más completo de garantías que ninguna sociedad había tenido hasta el momento.
Las instituciones poticas inglesas se tuvieron presentes en todo momento, hay que recordar que la mayor parte de los revolucionarios americanos se habían formado en la metrópoli y en cierto modo, se sentían culturalmente británicos.

9. LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA

La Constitucn americana supuso un antes y un después en la vida política del mundo occidental. La formacn de un nuevo país, con una constitucn democrática en la que se plasmaban de forma práctica los principios enunciados por los filósofos de la Ilustracn mostraba a los europeos que era posible romper con el absolutismo monárquico y el conjunto de normas obsoletas del Antiguo gimen. También a las colonias iberoamericanas llegó el eco de la revolución y tuvo una gran importancia a la hora de plantear su independencia. La propaganda del proceso revolucionario se extendió gracias a los diplomáticos americanos y a los militares europeos que habían luchado en la revolucn. En 1789, en Inglaterra, Irlanda, lgica, Suiza y las Provincias Unidas se iniciaron protestas poca antes de que estallara la revolucn francesa. En todo el continente se vivía un ambiente de levantamiento en contra del orden establecido.

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