martes, 12 de febrero de 2013

La revolución de 1848 y la construcción de las burguesías nacionales: 2


5. LA CONSTRUCCIÓN DE LAS GRANDES NACIONES

En la segunda mitad del siglo XIX, una serie de factores económicos, sociales e ideológicos crearon un sentimiento de unidad en algunos pueblos con características comunes. Italia y Alemania obtuvieron su unidad potica bajo una estructura de gobierno monárquica.

5.1. LA UNIFICACIÓN ITALIANA, 1849-1870.

A mediados del siglo XIX un conglomerado de territorios que habían sido repartidos y reordenados por Napoleón y los congresistas de Viena formaban la actual Italia. Desde 1815, la monarquía de Cerdeña, también denominada de Saboya o Piamonte, ocupaba el noroeste de la península y la isla sarda, actuando de estado-tapón frente a Francia. Hacia el este, la Lombardía y Venecia, pertenecían al imperio austriaco desde 1814. Príncipes austriacos también rean el ducado de la Toscana o los pequeños ducados de Módena, Parma y Lucca. En el centro se hallaban los estados pontificios y en el sur, una rama de los Borbones gobernaba desde 1735 el reino de Nápoles o de las Dos Sicilias.
Estos estados, además de diferencias políticas, presentaban enormes contrastes económicos. El norte era la zona más avanzada, con una rica y variada agricultura, además de una saneada industria textil. Los Habsburgo habían invertido en grandes obras públicas y creado una amplia red ferroviaria que facilitaba la integracn en las redes comerciales europeas. En el centro, los Estados Pontificios, separaban este norte modernizado del sur pobre y subdesarrollado.

5.2. El Risorgimento.

El sueño unitario había sido expresado a principios del XIX por los escritos románticos. Durante los tiempos de Napoleón, floreció un anhelo creciente de resucitar la grandeza de la antigüedad y del Renacimiento, un resurgimiento que fue tomando forma apoyado en los movimientos liberales. Sobre esa base ideológica y literaria, se sustentaron las propuestas políticas para la construccn de la Italia unificada.

6. LOS INICIOS DEL PROCESO DE UNIFICACIÓN

Las revoluciones románticas y liberales de 1815 y 1830 habían fracasado en Italia. Aun así, la burguesía patriota se había organizado en sociedades secretas. El pensamiento unitario se fue desarrollando en torno una propuesta, más conservadora, de una unn en torno al Papa, otra, más monárquica, que apoyaba el liderazgo de la casa de Saboya, hasta las concepciones más demócratas y socialistas que aspiraban a la creacn de una república. Giuseppe Mazzini fundó en 1831 una asociacn política, La Joven Italia, con el fin de soliviantar a las masas para expulsar a los austriacos y propiciar la unificación. Tras la ocupacn de Ferrara en 1847 por las tropas austriacas para detener la revolucn, los saboyanos decidieron apoyar a los milaneses y en pocas semanas acordaron la unn de Piamonte, Lombardía y Venecia para enfrentarse a los Habsburgo. Fueron directos al fracaso. Víctor Manuel II de Saboya comprendió la necesidad de buscar el apoyo extranjero y se ocupó de convertir la unidad de Italia en un asunto internacional. Para ello, se embarcó en la guerra de Crimea (1853-1856) como aliado de Inglaterra y Francia en contra de Rusia, pudiendo exigir en la mesa de negociaciones el reconocimiento de la unidad italiana.
A favor de la unificacn estaban los empresarios y comerciantes de toda la península que abogaban por una infraestructura viaria común y la supresn de las barreras aduaneras. El primer ministro del Piamonte, Cavour, supo armonizar la confluencia de intereses políticos y económicos para hacer posible la unificacn.
Nombrado por Víctor Manuel II primer ministro del Piamonte, adoptó una política económica librecambista. Consiguió aumentar la red de ferrocarriles, la construccn de puertos y apoyó decididamente al comercio exterior. Tendió a la laicizacn del Estado. El Piamonte de Cavour se convirtió en el punto de referencia de la burguesía liberal de toda la península.
Desde Saboya, se propuso alcanzar la unidad italiana. Para ello, necesitaba que la monarquía saboyana se convirtiera en una potencia media europea. Con una sutil destreza diplomática, primero incitó a los franceses y, a continuacn consiguió provocar deliberadamente a los Habsburgo para asegurarse la adhesn de los primeros.
Napoleón III sentía por Italia un afecto especial. Consideraba la consolidacn de las nacionalidades como un avance histórico y ante los liberales franceses, le favorecía mostrarse en contra de la Austria reaccionaria, acordando, en un encuentro secreto, el apoyo francés a la unificación italiana. Saboya decla la guerra a Austria en mayo de 1849 mientras el ejército francés cruzaba los Alpes.
Ante la conquista de la Lombardía por los saboyanos, los austriacos desplazaron sus tropas por el Rin. Los italianos, crecidos por la derrota austriaca de Magenta y Solferino, iniciaron movimientos revolucionarios para derrocar los gobiernos existentes. Entretanto, la opinn pública francesa estaba impresionada por el alto coste financiero y humano del conflicto. En el verano de 1859, cuando la situación era favorable a los italianos, Napoleón decidió interrumpir la campaña y firmar con Austria el Armisticio de Vilafranca. Los Habsburgo cedían la Lombardía al Piamonte pero mantenían el neto bajo su dominio.
Pero la unificación era imparable. Cavour     promovió revueltas en el centro de la península consiguiendo que la Toscana, Módena, Parma y la Romaña se incorporasen al reino de Piamonte-Lombardía. Francia reconoció el extendido Estado Piamontés a cambio de Niza y Saboya. Gran Bretaña, por su parte, respaldó este nacimiento que debilitaba a los austriacos y mantenía a raya a Francia.
El artífice de la unn del sur de Italia fue Giuseppe Garibaldi (1807-1882). En mayo de 1849 organi un grupo de 1500 seguidores para efectuar una expedición armada contra los Borbones y desembarcó en Sicilia, donde se le unieron los revolucionarios locales, iniciando su exilio el gobierno de Fernando II. Cavour, dirigió su ejército a Nápoles, y conquisto el territorio, evitando que Garibaldi convirtiera el territorio en república. Un plebiscito confirmaba la unn del norte y el sur, quedando fuera Roma y Venecia. Formalmente, el 17 de marzo de 1861 se procla el reino de Italia bajo la corona de Víctor Manuel II. En 1866, como reconocimiento a la ayuda italiana a Prusia, tras la batalla de Sadowa, Austria tuvo que entregar Venecia. Cuatro años más tarde, con la caída del Segundo Imperio francés, se retiraron las tropas galas. El ejército italiano cruzó la frontera papal y Roma quedó anexionada al reino de Italia después de un plebiscito. Enseguida se apreciaron las consecuencias de la unificación, tanto la positivas, como la supresn de aranceles, el uso de la moneda única, un código penal uniforme, como las negativas, entre las que sobresaa el sentimiento de una unn inconclusa y la brecha abierta entre el Estado italiano y el papado. Del mismo modo se agudi el abismo entre el norte y el sur.

7. EL PROCESO DE UNIFICACIÓN ALEMANA, 1862-1870

El Sacro Imperio Romano Germánico había ocupado gran parte de Centroeuropa. Era un territorio sin fronteras tangibles, donde no existía el concepto de Alemania. Durante el Congreso de Viena de 1815 se había constituido la Confederacn Germánica con 39 estados, entre los que Austria y Prusia irrumpieron como los más potentes, seguidos de Babiera, Wuttemberg, Hannover y Sajonia, hasta llegar a las pequeñas ciudades libres de Hamburgo y Fráncfort. Sólo había un órgano con, la Dieta federal presidida por el emperador de Austria.
Entre los estados del norte y auspiciado por Prusia se estableció en 1834 una unn aduanera, el Zollverain. Los comerciantes y fabricantes comprobaron las ventajas de esta alianza, y en poco tiempo, obviando las divisiones políticas, todo el norte se hallaba enlazado por una tupida red de ferrocarriles que contribuyó a la unidad alemana.
El fracaso de la revolución de 1848 llenó de confusn a nacionalistas y liberales. Pretendieron la unificacn alemana de un modo constitucional, pero las luchas intestinas hicieron patente su incapacidad para garantizar la ansiada unidad.
Las nuevas revueltas de mayo de 1849 incrementaron el miedo de la burguesía a una revolucn social y Austria y Prusia reprimieron los movimientos en su área lo que no impidió el desarrollo económico, ni la continuacn del proceso de unificación en Prusia, al reorientar las ideas nacionalistas, liberales y sociales hacia la unificacn pero alrededor de un nuevo imperio. La tenacidad del canciller prusiano Otto von Bismarck (1815-1898) alcanza la confluencia.
El reino de Prusia era un estado con gran prestigio internacional gracias a su ejército. En el Congreso de Viena de 1815, había conseguido extender su territorio al anexionarse Renania. La Constitucn promulgada por Federico Guillermo IV en 1850, acabó creando una situacn de privilegio para los grandes terratenientes e industriales. La burguesía liberal, reforzada por el crecimiento económico, creó el partido Progresista Alemán, que obtuvo un gran peso en el parlamento prusiano. En ese tiempo, Bismarck moderni el ejército y preparo a Prusia para situarla al frente de un nuevo imperio que contrapesase el poder de Austria y Rusia, involucrándose en tres guerras sucesivas. Estableció un gobierno fuerte que superara las críticas del liberalismo y la acción diplomática necesaria para excluir a Austria de la Confederacn Germánica.

7.1. La formación del imperio alemán, 1864-1871.

La puesta en marcha del programa bismarckiano tuvo su primer acto en 1864. La Dieta de la Confederacn Germánica recla los ducados de Schleswig-Holstein y Lauenburgo, de poblacn. Ante la negativa de Dinamarca, la Dieta propuso entrar en guerra para recuperar los ducados. Bismarck implicó a Austria en la guerra y consiguió Schleswig y el puerto de Kiel.
Dos años después, las disputas por los derechos de paso y el mantenimiento del orden interno en los Ducados acabarían en una guerra entre Austria y Prusia, que se resolvió brillantemente a favor de la segunda batalla de Sadowa. La rapidez del ferrocarril y el uso del fusil Máuser arrasaron con las tropas austriacas.
Por unas razones u otras, la mayoría de estados aplaudieron a Prusia. Al firmarse la paz de Praga, en agosto de 1866, Prusia se extend sobre Schleswig-Holstein y la ciudad libre de Fráncfort. Bismarck terminó con la Dieta federal, reun a 21 estados formando la Confederación Alemana del Norte, evidentemente bajo su control, e Italia recibió Venecia.
Para la nueva Confederacn, Bismarck dictó en 1867 una Constitucn que sancionaba al rey de Prusia como jefe hereditario y ante quien era responsable el gobierno. El Parlamento se dividía en dos cámaras y era elegido por sufragio masculino.
Pero Francia no iba a consentir la existencia de otro estado fuerte al oeste de sus fronteras. A pesar de su debilidad, Napoleón III consideraba que una victoria podría devolverle el poder frente a la opinión pública gala. Pronto surgió una excusa: el trono de España. La revolucn de 1868 habían derrocado a Isabel II y uno de los candidatos al trono era Leopoldo de Hohenzollern, primo del rey de Prusia. Francia protestó, pero Bismarck manipuló un telegrama enviado por el embajador francés al rey de Prusia. La injuria obligó a Napoleón a declarar la guerra el 19 de julio de 1870 y el 2 de septiembre, tras la batalla de Sedán, Napoleón i la bandera blanca rindiéndose con todo su ejército. En París, dos días más tarde, una junta de defensa nacional proclamaba la III República. Las tropas alemanas sitiaron la capital francesa, que se negó a capitular hasta cuatro meses después.
El 18 de enero de 1871, en el salón de los Espejos del palacio de Versalles, Bismarck proclamaba del Imperio alemán. El rey Guillermo I de Prusia recibía el título hereditario de Káiser del Segundo Reich. El general prusiano exigió una elevada cantidad en metálico, cinco millones de francos oro, y los territorios de Alsacia y Lorena como reparacn de guerra.
Con la unificacn de Italia y Alemania se transformó una vez más la geopolítica europea. La idea de Bismarck de una unificación sin Austria, dejaba aproximadamente una sexta parte los germanos fuera del Reich. Doce países y diez nacionalidades tuvieron que diseñar un futuro común alrededor de Austria. Alemania asumía su nuevo lugar en el concierto de las naciones.

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