La Guerra de Devolución (1667-1668)
El hecho transcendental en las relaciones internacionales es
que Francia pasa a ser la gran potencia Europea. Entra en competencia con
Inglaterra y el Imperio Germánico (la monarquía hispánica ya no aparece como
potencia competidora). Solo con la unión de todos los países pueden acabar con
la hegemonía de Francia.
Cuando Luis XIV llega al poder en 1661, Europa vivía una
época de paz, la política de Luis XIV estuvo marcada por la posibilidad de que
un Borbón sucediera en el trono de Madrid a Carlos II.
Su acción exterior fue la historia de un prolongado
conflicto bélico. Luis XIV basó su acción exterior en la diplomacia, pero sobre
todo en el ejército. El organizador de su ejército fue Turenne (mariscal
general).
La sucesión del trono español suponía una problemática para
los países europeos: si lo heredaban los Austria volverían a hacerse con la
hegemonía, y si lo hacían los borbones pasaría lo mismo.
La muerte de Felipe IV en 1665 brindó a Luis XIV la ocasión
de iniciar una guerra de conquista.
Aprovechando las dificultadas es Carlos II, invadió los
Países Bajos Hispánicos. En contrapartida al impago de la dote de su mujer, Mª
Teresa, exigió que se anulara la renuncia a los derechos sucesorios al trono de
Madrid.
En 1667 un ejército al mando de Turenne atravesó la frontera
y se apoderó de las principales fortaleza del Flandes meridional. Un segundo
ejército dirigido por Condé invadió el Franco Condado.
Preocupada Holanda por la desaparición de la barrera que
representaban los Países Bajos Hispánicos frente al expansionismo francés,
concretó la Triple Alianza, formada por Holanda, Inglaterra y Suecia.
En estas circunstancias, Luis XIV se vio obligado a firmar la Paz de Aquisgrán en 1668. Francia
restituyó el Franco Condado, pero retuvo una docena de plazas fuertes en los
Países Bajos.
La Guerra de Holanda (1672-1678)
Pocos años después de la Guerra de Devolución, Luis XIV va a
la guerra con Holanda, por los resentimientos por promover la Triple Alianza. En
1672, los ejércitos franceses mandados por Condé y Turenne, invadieron las
Provincias Unidas y llegaron hasta Utrecht.
La mala racha de la guerra provocó una crisis interna,
Los hermanos Witt (responsables del gobierno) fueron
linchados y Guillermo de Orange se transformó en Estatúder. En esta tesitura
tan apurada, los holandeses rompieron los diques y frenaron la invasión
francesa.
La agresión a Holanda provocó la formación de la Alianza de
la Haya: Provincias Unidas, Monarquía Católica y Austria.
La guerra se va a desarrollar en los Países Bajos, la zona
del Rin y Cataluña, pero también se
extiende al Mar de Norte, al Mediterráneo, a las Antillas y a la Ruta de las
Indias Orientales (las guerras empezaban a afectar a los espacios coloniales).
La Guerra fue agotando los recursos de Luis XIV.
Inglaterra se mantenía neutral, pero en 1667, la hija del
duque de York y sobrina del rey inglés contrajo matrimonio con Guillermo de
Orange.
En 1678, el acercamiento anglo-holandés se plasmó en una
alianza militar contra Luis XIV, el cual se vio obligado a firmar las paces de
Nimega de 1678.
Holanda recuperó todo su territorio y logró la abolición de
las tarifas proteccionistas francesas de 1667.
Francia consiguió el Franco Condado y 14 plazas fuertes de
las que obtuvo en la Paz de Aquisgrán.
La Política de Reuniones (1680-1684)
Desde 1679, Luis XIV comenzó a ocupar territorios que en
algún momento habían tenido relación con Francia. El objetivo era anexionarse
la orilla izquierda del Rin.
Las anexiones más importante fue la de Estrasburgo en 1681,
ciudad libre que era la puerta del Imperio.
El resto de las potencias constituyeron en 1682 una alianza
defensiva constituida por Holanda, Suecia, Austria y la Monarquía Católica (que
sufrió el ataque de los ejércitos franceses en Países Bajos, Luxemburgo y
Cataluña).
Ninguno de los aliados de la Monarquía Católica quiso
intervenir. Holanda había firmado una tregua con Francia. El emperador tuvo que
defender Viena del ataque turco de 1683.
Carlos II tuvo que firmar la tregua de Ratisbona de 1684, la
cual aplazaba durante 20 años la solución de las cuestiones planteadas y
provisionalmente se reconocía a Francia la posesión de los territorios
incorporados en virtud de la Política de Reuniones. La tregua de Ratisbona marcó
el momento culminante del poderío francés.
La Guerra de la Liga de Augsburgo (1688-1697)
A mediados de la década de los 80 se cerraron las
condiciones para la formación de una alianza antifrancesa. En 1683, el
emperador Leopoldo obtuvo una victoria histórica frente a los turcos en la
batalla de Viena. Así quedó libre para intervenir activamente en la política
occidental.
En 1685, Luis XIV publicó el edicto de Fontinebleau, por
medio del cual revocó el edicto de Nantes de 1598, que permitía el culto
protestante a los hugonotes.
En 1688 fue destronado Jacobo II de Inglaterra y en su lugar
se puso a Guillermo de Orange (Guillermo III).
En 1686 se constituyó la liga de Augsburgo, que estaba
formada por el emperador, los príncipes alemanes, la Monarquía Católica, Suecia
y, más adelante se unen Inglaterra y las Provincias Unidas.
La guerra de desencadenó, entre otros motivos, por la
sucesión del obispo elector de Colonia, cuando el Papa confirmó al candidato
del emperador frente al de Luis XIV, y por la sucesión del Palatinado, donde
Luis XIV defendía los derechos de la Duquesa de Orleans y el emperador los de
su suegro, Felipe de Neoburgo.
La guerra agotó a Francia, que en la década de los años 90
hubo que soportar una de las peores crisis económicas en Francia. El
agotamiento de los contendientes y la expectativa de la sucesión española
condujo a la paz de Ryswick de 1697.
En esta paz, Luis XIV reconoció como rey de Inglaterra a
Guillermo III. Francia devolvió las anexiones llevadas a cabo durante la
Política de Reuniones, con la excepción de Estrasburgo. Las Provincias Unidas
obtienen condiciones favorables para el comercio con Francia. Francia obtuvo el
derecho a establecer guarniciones en una serie de ciudades de los Países Bajos
Hispánicos con el fin de formar una barrera defensiva. La Monarquía Hispánica
recuperó Luxemburgo y los territorios perdidos después de la Paz de Nimega.
Ryswick marcó el inicio del declive de Luis XIV y el fin de
la Preponderancia francesa.
La Guerra de Sucesión Española (1701-1714)
Don candidatos se disputaban en vísperas de la muerte de
Carlos II la sucesión del trono de Madrid: Luis XIV y el emperador Leopoldo I.
Una sucesión de este tipo implica obligatoriamente el
ascenso de un nuevo poder hegemónico en Europa que ningún Estado estaba
dispuesto a aceptar.
En estas circunstancias se hicieron dos proyectos de reparto
de la Monarquía Hispánica entre Francia y el Imperio Germánico, que se
negociaron en 1698 y 17000 con la aquiescencia de Guillermo de Orange.
Carlos II rechazó estos proyectos de reparto y en su lecho
de muerte nombró como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. A aquellas
alturas, Carlos II estaba convencido de que el único monarca dispuesto a
garantizar la transmisión integra a su legítimo heredero de todos los
territorios que componían la Monarquía Católica era Luis XIV.
En un principio, las monarquías europeas aceptaron la
decisión testamentaria de Carlos II, pero no tardaron en alarmarse ante las
imprudencias del rey francés, quien confirmó los derechos sucesorios a la
corona francesa de su nieto (contradiciendo expresamente las condiciones del
testamento de Carlos II).
También ocupó en nombre de Felipe V las plazas fuertes de
los Países Bajos. Además aseguró para el comercio francés el monopolio del
tráfico de esclavos hacia la América hispánica. La nueva coalición contra
Francia se firmó en la Haya en 1701 con la participación de Inglaterra, Holanda
y el Imperio Germánico.
Dinamarca, Portugal, el duque de Saboya y la mayor parte de
los príncipes alemanes se unirían también a la Alianza.
Con su doble dimensión, europea e hispánica, la Guerra de
Sucesión habría de durar trece años.
El archiduque Carlos de Austria tenía una visión del
absolutismo con el respeto a los fueros. Pero el absolutismo de Felipe V es el
francés: centralista y con tendencia a la uniformidad. Esto explica por qué los
territorios de la corona de Aragón juran lealtad al Archiduque, mientras que
los territorios de Castilla apoyarán a Felipe V.
Hay que tener en cuenta que durante todo el siglo XVII,
todas las guerras tienen como objetivo la hegemonía europea.
Al iniciarse el conflicto, los Borbones contaban con tres aliados
de granvalor estratégico: Portugal, Saboya y Baviera. Portugal y Saboya
cambiaron de bando enseguida.
En 1703, el Archiduque Carlos de Austria fijó su residencia
en Lisboa. A partir de 1704 (batalla de Blenhein, en Baviera), los borbones
estuvieron a la defensiva.
En 1705, los aliados triunfaron en Cataluña y Valencia, y al
año siguiente en Aragón y Mallorca. A partir de ese año, el archiduque Carlos
residió en Barcelona, donde ejerció como monarca efectivo.
La corona de Aragón rechazó a los Borbones por que
rechazaban su absolutismo centralista, prefiriendo el absolutismo neoforalista
de los Habsburgo
En 1706 la presión militar era tanta que Felipe V tuvo que
huir de Madrid, donde entró el archiduque para proclamarse como Carlos III. El
príncipe Eugenio de Saboya derrotó a los franceses en Turín y el general inglés,
duque de Marlborough, consiguió la victoria de Ramillies, en los Países Bajos
Hispánicos (1706).
A partir de esos momentos la evolución de la guerra en la
Península Ibérica fue distinta que en Europa.
La victoria de Almansa en 1707 permitió a Felipe V dominar
los reinos de Aragón y Valencia, y promulgar el primer Decreto de Nueva Planta
que derogó los fueros aragoneses y valencianos. Sin embargo, otros territorios
europeos de la Monarquía Hispánica fueron ocupados por los aliados: Países
Bajos y Milán (1706) Nápoles (1707) Cerdeña y Menorca (1708).
Luis XIV estaba a la defensiva. Su propio reino fue
invadido. En 1708 Marlborough y Eugenio de Saboya tomaron Lille, ciudad
conquistada por el Rey Sol durante la Guerra de Devolución.
El invierno de 1708-1709 fue terrible en Francia y en
España. La hacienda francesa estaba al límite de sus posibilidades. El
orgulloso Luis XIV pidió la paz a los aliados en 1709, pero las condiciones de
los aliados fueron demasiado duras y se vio obligado a resistir.
Dos hechos de distinta naturaleza cambiaron el curso del
conflicto:
·
En 1710 el partido Whig, partidario de la
victoria a ultranza, perdió el poder en Gran Bretaña. El nuevo gobierno Tory no
quiso continuar la guerra y retiró el mando a Marlborough (1711).
·
Por otra parte, en 1711 murió de viruela el
emperador José I (1705-1711), hermano mayor del archiduque Carlos de Austria.
De esta manera el pretendiente a la corona de la Monarquía Hispánica se
convirtió en el emperador Carlos VI.
Las potencias marítimas no querían que se reconstruyera la
hegemonía de la casa de Habsburgo. Por otra parte el poderío de Francia ya
había sido quebrado. Únicamente se trataba de obtener garantías de que los
tronos de París y Madrid no se unirían.
En 1711 Francia y Gran Bretaña _rmaron un acuerdo secreto
sobre la paz. En la ciudad holandesa de Utrecht _rmaron en 1713 los tratados
entre los soberanos borbónicos de una parte y las potencias marítimas de la
otra.
Las potencias marítimas reconocían a Felipe V como sucesor
de Carlos II y le dejaban la posesión de los reinos de la Península Ibérica y
de los territorios americanos, mientras que los territorios de la Monarquía Católica
en Europa (Países Bajos, Milán, Nápoles, Cerdeña) fueron entregados al
Emperador, salvo el reino de Sicilia que sería entregado a Víctor Amadeo II de
Saboya. Los holandeses conservaron las plazas barreras para garantizar su
seguridad.
La Paz de Utrecht fue
una paz de inspiración británica que buscaba el equilibrio entre las distintas
potencias europeas. El tratado puso fin a la hegemonía francesa y concedió a
Gran Bretaña un papel arbitral de primera fila.
no ay lo busco
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