lunes, 19 de mayo de 2014

Sociedad y Conflictos en la Península Ibérica durante la Baja Edad Media

4.1 Los cambios en la nobleza

La nobleza comienza este nuevo período de la Edad Media en una situación enormemente importante, con una enorme fuerza económica y una gran influencia política. Algunos de ellos son protagonistas de los grandes cambios de la sociedad, disputándose el poder, siendo tutores de los reyes, etc. En el caso de Castilla, se pueden citar a los Lara, Haro, Castro, Meneses, Cameros, etc.
Estas familias se han enriquecido principalmente por unos determinados motivos. El reparto de las riquezas de las conquistas de territorios musulmanas. Los libros de repartimiento nos indican no sólo las riquezas que se les entregan a estas familias, sino también los donadíos, grandísimas extensiones de terreno que pasan al poder de la nobleza.
El aumento de sus competencias jurisdiccionales, no sólo en sus tierras, sino también en otras nuevas, como las citadas anteriormente. Como consecuencia de ello, manifiestan su autoridad sobre las principales minorías de la época, durante las cuales la nobleza se encargó del gobierno de las mismas hasta la mayoría de edad del monarca.
El cambio o substitución de la nobleza vieja por una nueva nobleza, pasando a ocupar su lugar nuevas familias que obtienen los privilegios y riquezas que ostentaban únicamente las antiguas familias. El cambio es progresivo y prolongado, en líneas generales, en torno al tercio central del siglo XIV. Este cambio se produce por diversas causas, principalmente biológicas (ya que determinadas familias se extinguen al quedar sin herederos reconocidos). Esto sucede por causas naturales, si bien algunos motivos parecen haber ayudado: matrimonios tardíos (principalmente para asegurarse un patrimonio abundante), endogamia, motivos militares (en una época de expediciones militares constantes, es sencillo que miembros de la familia fallezcan) y los cambios políticos (los conflictos políticos hacen que algunos nobles caigan en desgracia o sean perseguidos por las facciones contrarias). La extinción de estas viejas noblezas deja un vacío de poder que ocupan las nuevas familias, que ocupan nuevos grupos atendiendo a diversas razones:
-          Cambio de dinastía. Al desaparecer la casa de Borgoña, con el asesinato de Pedro I el Cruel en 1369. La nueva dinastía, los Trastámara, supone un cambio importante de las familias privilegiadas.
-          Nuevas familias extranjeras que acuden en apoyo de Enrique II en su disputa contra Pedro I, con portugueses, franceses, etc., que serán algunos de los grandes privilegiados tras su victoria.
-          Parientes de linajes de la vieja nobleza, que perviven a pesar de la extinción del tronco principal, y que en muchos casos pasan a ocupar su lugar.
-          Los nuevos linajes de caballeros, promocionados gracias a haber apostado por el bando adecuado en el conflicto.
El sistema del mayorazgo en Castillo (paralelo a la figura del ereu o heredero en la corona de Aragón) es el que concentra la gran mayoría de las riquezas de una familia (conjunto de propiedades y jurisdicciones) en la herencia del heredero primogénito varón. Con este sistema, se evita la atomización de las propiedades de una familia. Los miembros de una familia pueden además disfrutar de los beneficios y rentas de estos patrimonios, pero no pueden enajenarlo, por lo que sigue dentro de la familia. Es el sistema de confirmación y cerrazón del patrimonio en las familias nobles.
Al señorío solariego hay que sumarle el señorío judicial pleno, cada vez más numeroso y poderoso, que ejercen la autoridad traspasada por esta nobleza. Las grandes cabañas ganaderas de la mesta suponen la principal fuente de riqueza de muchas de estas grandes familias, siendo propietarias de la práctica totalidad. Algunos de los miembros de la nobleza también están relacionados con la actividad comercial, en concreto con el comercio marítimo.
La nobleza clásica de la Reconquista estaba vinculada a las actividades militares, habiéndose enriquecido en gran medida con la actividad militar y la conquista. Al detenerse la misma, se sucede un período de adaptación, al quedarse en algunos casos sin su principal actividad. Hay que tener en cuenta de todos modos que no faltan empresas militares en la época, con empresas militares contra los musulmanes, Portugal, etc. Sin embargo, también comienzan a realizar nuevas actividades, como actividades comerciales, artísticas, etc. (ejemplo de ello sería, por ejemplo, Pedro López de Ayala, que se convierte en cronista real y que nos lega constancia de muchos de los conflictos de su época).
Con todo, las familias nobiliarias siguen desempeñando puestos claves en la Corte y los Estados, suponiendo no sólo poder político, sino también rentas muy elevadas. Así, siguen ostentando grandes puestos en el gobierno que los convertían de facto en las grandes familias que gobernaban en determinados territorios, conjugando puestos de poder y grandes rentas.

4.2 Los cambios en los sectores populares

En los territorios catalanes, correspondientes a la corona de Aragón, ya se observa un significativo número de población urbana (alrededor del 33% de la población pertenece al entorno urbano). La dependencia de esta población se puede establecer de la siguiente manera: aproximadamente 1/3 pertenece al realengo, un poco más de 1/3 pertenecerían al señorío laico y un poco menos de un 1/3 pertenecerían a instituciones eclesiásticas (abalengos).
Podemos distinguir distintos grupos entre este grueso de población media e inferior, cuyos números dependen inversamente a su posición e importancia:
-          Los funcionarios, situados en el lugar más elevado pero poco numerosos y pertenecientes a los grupos urbanos en desarrollo en este momento, ocupando un lugar elevado y desempeñando funciones de cierta importancia (oficiales concejiles como los batlle, letrados, etc.).
-          Los comerciantes, destacados en importantes ciudades comerciales que ya sobresalían desde el siglo XII, compondrían un 10% de la población.
-          Labriegos, pastores, pescadores, marineros, artesanos, etc., que compondrían alrededor del 90% del grueso de la población.
En lo referido a los trabajadores del campo (palleses o masoyers) se encontraban en su inmensa mayoría sometidos a un señor con competencias jurídicas sobre ellos. Sin embargo, su situación de dependencia variaba notablemente según la región y las épocas. En este sentido, se diferenciaban los territorios del norte de los del sur. Los del norte, la Cataluña Abierta, serían territorios colonizados y pertenecientes a los cristianos antes del año 1000, donde se daba una mayor dependencia y con unos lazos feudales más estrictos. Los del sur, la Cataluña Nueva, serían los territorios recientemente conquistados, sería donde los campesinos habían llegado hacía poco tiempo y gozaban de un mejor trato, en muchas ocasiones para atraer población a estos territorios. Además, en la Cataluña Abierta, la agricultura se caracterizaba por el sistema de aprisio (un señor rotura un territorio y lo pone en servicio, y al cabo de un tiempo se le otorga la propiedad) resulta en un territorio resultante disperso; en los territorios de la Cataluña Nueva el poblamiento es más concentrado y el campesinado está más unido, y por tanto, más resistivo a presiones señoriales.
La adscripción a la tierra de los campesinos había impedido el movimiento social y había resultado en un cierto sobrepoblamiento. Por ello, los señores estaban de acuerdo con que los campesinos pudiesen comprar su libertad (la conocida como remensa). A finales de siglo sin embargo, las catástrofes demográficas dejan sin trabajadores las tierras, por lo que los señores se oponen a que estos abandonen sus tierras, mientras que los campesinos se encuentran en una situación favorecida al ser más necesario su trabajo. La consecuencia fue la de un reforzamiento de la autoridad señorial y un incremento de sus recursos recuperando antiguas costumbres obsoletas en tiempos de bonanza económica; es la recuperación de los malos usos, diversos impuestos que los señores recuperan y exigen a los campesinos:
-          La remensa: derecho de compra de su libertad por parte del campesino.
-          Intestia: puesto que la tierra es del señor, este exige un impuesto en el momento en que fallece y desea transmitir la tierra a sus descendientes y no hubiere hecho testamento. El señor recibiría entre la mitad y la tercera parte de los bienes muebles de quien moría sin testamento.
-          Exorchia: que era el cobro por parte del señor de los bienes del campesino que moría sin tener descendencia.
-          Gugucia: el derecho que tenían los señores de los bienes de la mujer adúltera.
-          Arsia: cuando el señor perdía bienes por un incendio, se recuperaba tomando bienes de los campesinos, ya que se suponía que el motivo del incendio era la dejadez de los mismos.
-          Firma Spocii: los señores cobraban un tributo por permitir hipotecar sus tierras, ya que el señor era el propietario de las tierras y exigía por ello una compensación.
Estos malos usos estarán detrás de una gran parte de las protestas y descontentos de las clases medias y bajas, e incluso de las acciones contra juderías en tiempos posteriores.
En los restantes territorios de la corona de Aragón, podemos observar diferencias respecto al reino de Cataluña. En el reino de Mallorca, el campesinado vivía una situación algo más favorable, ya que para favorecer la repoblación de las islas, hubo de entregarse numerosas ventajas y con fueros más privilegiados que impedían situaciones de abuso por parte de los señores. Además, la participación en los tributos por parte de los campesinos se estableció de manera proporcional a sus bienes, algo inusual en la época.

4.3 Las minorías

En el reino de Valencia, lo más llamativo es la importancia que tenían los mudéjares. En el momento de la reconquista y debido a la necesidad de pobladores, se había permitido la permanencia de musulmanes en sus tierras (que además solían ser los asentados en las mejores tierras). Por ello, la masa de musulmanes en el campo era notable, gozando además de determinados privilegios, consistentes en la asignación de sus propias autoridades, y por tanto, un cierto autogobierno y autonomía.
En el reino de Aragón la población de mudéjares también era importante (en torno a 20.000 habitantes repartidos en unos 150 lugares). Es destacable también la importancia que tenía la ganadería en los valles y zonas montañosas del norte así como en las tierras del sur. Si bien ocupaban las peores tierras, las crisis demográficas les permiten ocupar mejores áreas.
En lo referido a las comunidades judías, estos habían existido en una situación relativamente favorable en torno a los siglos XII y XIII, gracias a su organización interna y al desempeño de tareas cercanas a los monarcas. A inicios del siglo XIV se observa un cambio importante, con una proliferación de las opiniones y acciones antisemitas, motivadas por distintos motivos y en lugares, por lo que se puede hablar por algunos motivos generales:
-          Se observa contra los judíos una cierta suspicacia por parte de instituciones eclesiásticas. En algunos casos, estas comunidades o instituciones cristianas que se sentían débiles frente a la preparación de los judíos (por ejemplo los médicos), y que veían en ello un peligro que podía atraer fieles hacia su religión. Esto se plasma en sínodos y concilios que tratan el tema.
-          Oposición contra los usureros. Muchos judíos se habían especializado en el préstamo de dinero con usura, con un préstamo de hasta un 33% de interés, lo que dejaba a los prestatarios en una mala situación ante los prestamistas. Además, la usura se convertía cada vez más en uno de los pecados más denostados. En muchos casos los denunciantes eran conversos que de esta manera se ganaban el favor de los cristianos y alejaban de sí las sospechas.
-          Enfrentamiento de Enrique de Trastámara contra su hermanastro Pedro I. Ambos habían mantenido sendas políticas en cuanto a los judíos totalmente opuestas: Pedro I había llevado a cabo una política pro-judía, buscando su apoyo, mientras que Enrique desarrolló una política antisemita en muchos casos, utilizándola como elemento de apoyo a su causa en muchos casos. Cuando vence en el conflicto, el monarca se ve en cierto modo obligado para llevar a cabo algunas de las políticas antisemitas, si bien le es difícil deshacerse de ellos debido a su desempeño de labores esenciales (recaudadores de tributos, administradores de miembros de la nobleza, médicos, oficiales, etc.).
La situación de los judíos se va agravando y empeorando, de modo que las presiones y actuaciones antisemitas se multiplican. El caso más notable sería el del ataque promovido por un clérigo en Écija contra los judíos que llega a preocupar a los monarcas Enrique II y Juan I, que llegan a prohibir la acción del clérigo. En todo caso se desemboca en las matanzas de judíos de 1391 que afectan a las grandes juderías del sur, y desde allí se extienden por el resto de la Meseta Sur. De todos modos, a medida que nos desplazamos hacia el norte, estas acciones van perdiendo fuerza o desapareciendo.

4.4 La estructura socioeconómica

Las clases sociales medias e inferiores en general mantienen su estructura anterior a rasgos generales; los laboratores mantienen su proporción en la sociedad, y los campesinos libres siguen existiendo, si bien disminuyen en número. La nobleza trata de extender sus medios para extender su control sobre la sociedad, llegando a ser necesaria su aceptación para que los monarcas desarrollen su reinado.
A pesar de todo se siguen manteniendo colectivos de propietarios en el ámbito rural y el urbano. En el ámbito rural serían los herederos, propietarios de explotaciones agrícolas lo suficientemente extensas y diversificadas como para mantener a las familias, y en ocasiones formando aldeas de herederos. También hay que mentar a los campesinos de benefactoría o de veetría, que tienen libertad para elegir el señor para el que trabajan, por lo que en ese sentido tienen una cierta libertad. La situación sin embargo tiene que enfrentarse a las usurpaciones de las clases poderosas de elementos necesarias para la existencia de estas poblaciones (como las zonas de pasto).
Por debajo de estos grupos, existe una masa de jornaleros, que alquilan su trabajo a cambio de unos ingresos en forma de salario. Su actividad está regulada en los contratos de servicio, y que se diferencian según la actividad en su forma, duración y época de contratación (ganadería, agricultura, artesanado, etc.). Otros contratos, de duración más corta, son los que regulan los que regulan el trabajo de los trabajadores temporeros, que realizan tareas más concretas (siembra, de puesta en marcha de molino, etc.). Los contratos siguen siendo aplicados por los fueros, procedentes ya de épocas anteriores.
En ocasiones, los campesinos intentaron promover asociaciones en defensa de sus condiciones, si bien sólo se pusieron en marcha en los casos en que fueron puestas en marcha por campesinos acomodados. La hermandad vieja de Toledo congregaba a los productores relacionados con el cuidado de colmenas de abejas de varias comunidades y es un buen ejemplo de este tipo de asociaciones.

4.5 Los grupos urbanos

En lo referido a los grupos urbanos, nos encontramos en un primer lugar con el problema de definir qué denominamos ciudad. Se establece un mínimo de 200 vecinos (unos 1000 habitantes) para considerar una población como población urbana. Sin embargo, lo que define principalmente el carácter urbano de una población es la dedicación de sus habitantes; si predomina la actividad de servicios frente a la agrícola, nos encontramos ante una realidad urbana. También podemos considerar los ámbitos urbanos ante poblaciones con el título de ciudad o de villa, ya que en este caso ya definen esta realidad. En el caso de las villas podemos hablar de un contexto urbano por su amplio término que debe administrar, para lo cual tienen una administración, además de ser en muchas ocasiones de ser sede de entidades eclesiásticas.
Dentro de la población urbana, la estructura también se mantiene. En lo referido a los gremios, si bien se les ha dado mucha importancia, debe hablarse de hermandades o cofradías en el caso de la corona de Castilla, y no de gremios hasta el siglo XV. Sus funciones son principalmente asistenciales y caritativas para con sus miembros, así como ayudar a las viudas y huérfanos de sus cófrades. Sin embargo no puede hablarse de gremios o de una actividad reivindicativa de cara a la producción.
El elemento que les da uniformidad a la población es que son pecheros, con el pago de impuestos como la alcabala, el diezmo eclesiástico, la obligación de prestar servicio en obras o servicios públicos, etc. Según las fuentes que se consulten, la valoración de los pecheros es muy variada, habiendo textos en que valoran estas figuras y otros que tratan de denigrarlos (en el caso de los hidalgos esto se hace como forma de diferenciarse de ellos).
Los medios de promoción de los pecheros son variados, visibles en los expedientes de hidalguías, documentos en los que los solicitantes tratan de explicar sus motivos para promocionar de su situación: el enriquecimiento, el desempeño de una actividad pública (con su consiguiente enriquecimiento), el desempeño de determinadas funciones en las proximidades de miembros de la nobleza, etc.

4.6 Los pobres

Gracias a las órdenes mendicantes, en este momento hay una idea positiva de la pobreza; si bien su obra se refiere a la idea de pobreza voluntaria, esta se traslada hacia la idea general en el resto de la sociedad. La pobreza se define de diferentes maneras en la sociedad medieval, sin embargo se puede utilizar aquella que define al pobre como aquel que, aun siendo pechero y tiene obligaciones, se deja al margen de la sociedad y las obligaciones por su ausencia de recursos. También se puede definir como aquellas personas que viven de la caridad pública o privada, si bien en estos momentos es, en todo caso privada o semiprivada, ejercida por instituciones (monasterios, conventos, cabildos catedralicios, etc.).
Pueden establecerse diferencias entre la pobreza en el ámbito rural y en el urbano. En el mundo urbano, se deja de lado de la sociedad a vagabundos, prostitutas, asalariados y personas de baja cualificación sin trabajo, en ocasiones a escolares pobres, algunos clérigos vagabundos, etc. En el caso del campo, se tiene en líneas familiares la cobertura familiar, algo que no pasa en las masas de emigrantes de las ciudades. Así, el caso de los pobres en el ámbito rural se centra sobre todo en aquellas personas con una minusvalía física o psíquica que les impiden desempeñar una labor. En muchas ocasiones, el proceso de enajenación de las tierras de los campesinos, hacen que muchos no dispongan de tierra suficiente para cubrir sus gastos y deben trabajar también como jornaleros o mendigar.
Los pobres en este momento son vistos como elementos útiles en este momento, ya que permite al resto de la sociedad practicar la caridad, cumpliendo un acto caritativo y cumpliendo así un precepto evangélico. Algunos textos medievales también los presentan como una especie de contramodelo. Así, la raíz de la pobreza está para algunos autores como el francés Francisco Giménez o F. Ximenis (la causa de la pobreza es la ociosidad, la falta de voluntad de trabajo) o Raimundo Yulio (la pobreza es la causa de acaparamiento de riqueza por parte de unos pocos, si bien está a favor de la pobreza voluntaria y lo describe como algo normal y natural). En muchos casos se menta como origen de la pobreza la viudedad y la orfandad, por lo que se dota desde entonces instituciones que doten a huérfanos (especialmente caritativo dotar a huérfanas mujeres, ya que se evita así que caigan en la prostitución y el concubinato).
En cuanto al tratamiento benéfico de la caridad, hay una cierta regulación de la caridad en determinadas circunstancias privadas o públicas (como determinadas festividades), en que se regula lo que debe otorgarse, como y a quién.
Las posibilidades de salir de la pobreza, dado que se trata de casos extremos, son escasas. En todo caso cuando se trata de una pobreza debida a la situación de orfandad, puede salirse al crecer el sujeto y aprender algún oficio, el recurrir a la prostitución o el entrar a formar parte de una orden religiosa como clérigo o como servidor. En todo caso, los tratadistas de la época aluden al trabajo como redentor y medio para salir de la pobreza.

4.7 Los conflictos sociales

Los conflictos sociales detectados en la primera mitad del siglo XIV están motivados por miembros de la nobleza, que aprovechan las minorías de edad de los reyes para rebelarse con dos objetivos: asegurarse la participación lo más directa posible en el gobierno del reino y el incremento de las rentas. El gran perjudicado de estas revueltas, tanto si tenían éxito como si fracasaban, era el campesinado, ya que era la masa revelada que se reprimía o, en caso de éxito, debía soportar más rentas al triunfar lo exigido por la nobleza.
Las posibilidades para aumentar las rentas para los nobles eran varias. En un primer lugar, mejorar la productividad. Para ello podían mejorar las técnicas, el utillaje, la tecnología, etc., ya que eran grupos muy cerrados al cambio y el progreso. También podían poner en trabajo nuevas tierras, si bien la falta de mano de obra del momento también impidió esta solución. Otra solución era el establecimiento de contratos de más corta duración, renovando y aumentando las rentas mucho más fácilmente. La restauración de los malos usos o los malos fueros, con exigencias de obligaciones que se habían perdido con el paso del tiempo también se puso en marcha (especialmente en Cataluña) y que estuvo detrás de muchos conflictos sociales. Por último, mentar al simple saqueo de los bienes campesinos.
Por parte del campesinado hubo algún tipo de reacción, consistente principalmente en el reforzamiento de las hermandades, los movimientos de asociación, etc. Estos movimientos se documentan más en las ciudades (agrupaciones de consejo, supralocales, etc.) ya que es en donde existen precedentes y recuerdo de movimientos de la plena Edad Media, así como una mayor concentración de población. Existen incluso intentos de toma de poder de las ciudades, con intentos de toma de poder de caballeros o patriciado relacionado con los mercaderes.
Los conflictos sociales, en el caso castellano, se agravaron o fueron mejor documentados en la segunda mitad del siglo XIV, ya no sólo por las dificultades económicas, sino porque también funcionan como un freno a la expansión nobiliaria tras la victoria de Enrique II. Comienzan movimientos de protesta en las cortas y los concejos de ciudades como reacción contra el señorío. Muchos de estos señores, debe tenerse en cuenta también, eran extranjeros, como nobleza francesa llegada con el rey. No obstante, en la mayor parte de los casos la situación se calma y se vuelve a una situación de equilibrio entre la monarquía y la nobleza y el campesinado.
El caso más destacado fueron los movimientos de remensa o la Guerra de Remensas. La causa remota debe buscarse en el hecho de que existe una escasez de campesinos que trabajasen las tierras, por lo que los nobles optan por los malos usos para aumentar sus rentas, principalmente la remensa (un pago obligatorio para poder moverse en diferentes tierras). Esta guerra sucede sobre todo en movimientos concentrados principalmente entre 1460 1470. En este periodo es cuando se forma un gremio de palleses con exigencias contra estos abusos, y que en estos momentos cuenta con el apoyo del rey Alfonso el Magnánimo. Esto tuvo en contra a la Generalitat y a algún miembro del alto clero, como el obispo de Gerona, lo que hizo que Alfonso diera marcha atrás a su apoyo.
El rey Juan II continúa el conflicto: busca el apoyo de los campesino dándoles su apoyo, y los campesinos aceptando viendo que puede ayudar a su causa. Así, estalla la guerra con fuerzas compuestas por las tropas del rey y campesinos, los primeros combatiendo cerca de la costa y los campesinos en terrenos del interior. Si bien Juan II gana la guerra, la solución no llega hasta 1486, con la firma de la sentencia arbitral de Guadalupe, firmada por el rey Fernando II de Aragón, el Católico, que sentencia la supresión de los malos usos.
La conclusión del conflicto es que, a partir de esta fecha, los campesinos de la corona de Aragón quedan libres de estos malos usos. Debe decirse que no fue gratuito, ya que todos los campesinos hubieron de pagar a los señores para verse libres, pero en todo caso el sistema en el campo cambia desde entonces, y pasa a ser mediante contrato.

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