4.1 Los cambios en la nobleza
La nobleza comienza este nuevo período de la Edad Media en
una situación enormemente importante, con una enorme fuerza económica y una
gran influencia política. Algunos de ellos son protagonistas de los grandes
cambios de la sociedad, disputándose el poder, siendo tutores de los reyes,
etc. En el caso de Castilla, se pueden citar a los Lara, Haro, Castro, Meneses,
Cameros, etc.
Estas familias se han enriquecido principalmente por unos
determinados motivos. El reparto de las
riquezas de las conquistas de territorios musulmanas. Los libros de
repartimiento nos indican no sólo las riquezas que se les entregan a estas
familias, sino también los donadíos,
grandísimas extensiones de terreno que pasan al poder de la nobleza.
El aumento de sus
competencias jurisdiccionales, no sólo en sus tierras, sino también en
otras nuevas, como las citadas anteriormente. Como consecuencia de ello,
manifiestan su autoridad sobre las principales minorías de la época, durante
las cuales la nobleza se encargó del gobierno de las mismas hasta la mayoría de
edad del monarca.
El cambio o
substitución de la nobleza vieja por una nueva nobleza, pasando a ocupar su
lugar nuevas familias que obtienen los privilegios y riquezas que ostentaban
únicamente las antiguas familias. El cambio es progresivo y prolongado, en
líneas generales, en torno al tercio central del siglo XIV. Este cambio se
produce por diversas causas, principalmente biológicas (ya que determinadas
familias se extinguen al quedar sin herederos reconocidos). Esto sucede por
causas naturales, si bien algunos motivos parecen haber ayudado: matrimonios
tardíos (principalmente para asegurarse un patrimonio abundante), endogamia,
motivos militares (en una época de expediciones militares constantes, es
sencillo que miembros de la familia fallezcan) y los cambios políticos (los
conflictos políticos hacen que algunos nobles caigan en desgracia o sean
perseguidos por las facciones contrarias). La extinción de estas viejas
noblezas deja un vacío de poder que ocupan las nuevas familias, que ocupan
nuevos grupos atendiendo a diversas razones:
-
Cambio de
dinastía. Al desaparecer la casa de Borgoña, con el asesinato de Pedro I el
Cruel en 1369. La nueva dinastía, los Trastámara, supone un cambio importante
de las familias privilegiadas.
-
Nuevas
familias extranjeras que acuden en apoyo de Enrique II en su disputa contra
Pedro I, con portugueses, franceses, etc., que serán algunos de los grandes
privilegiados tras su victoria.
-
Parientes
de linajes de la vieja nobleza, que perviven a pesar de la extinción del
tronco principal, y que en muchos casos pasan a ocupar su lugar.
-
Los nuevos
linajes de caballeros, promocionados gracias a haber apostado por el bando
adecuado en el conflicto.
El sistema del mayorazgo en Castillo (paralelo a la figura
del ereu o heredero en la corona de
Aragón) es el que concentra la gran mayoría de las riquezas de una familia
(conjunto de propiedades y jurisdicciones) en la herencia del heredero
primogénito varón. Con este sistema, se evita la atomización de las propiedades
de una familia. Los miembros de una familia pueden además disfrutar de los
beneficios y rentas de estos patrimonios, pero no pueden enajenarlo, por lo que
sigue dentro de la familia. Es el sistema de confirmación y cerrazón del
patrimonio en las familias nobles.
Al señorío solariego hay que sumarle el señorío judicial
pleno, cada vez más numeroso y poderoso, que ejercen la autoridad traspasada
por esta nobleza. Las grandes cabañas ganaderas de la mesta suponen la
principal fuente de riqueza de muchas de estas grandes familias, siendo
propietarias de la práctica totalidad. Algunos de los miembros de la nobleza
también están relacionados con la actividad comercial, en concreto con el
comercio marítimo.
La nobleza clásica de la Reconquista estaba vinculada a las
actividades militares, habiéndose enriquecido en gran medida con la actividad
militar y la conquista. Al detenerse la misma, se sucede un período de
adaptación, al quedarse en algunos casos sin su principal actividad. Hay que
tener en cuenta de todos modos que no faltan empresas militares en la época,
con empresas militares contra los musulmanes, Portugal, etc. Sin embargo,
también comienzan a realizar nuevas actividades, como actividades comerciales,
artísticas, etc. (ejemplo de ello sería, por ejemplo, Pedro López de Ayala, que
se convierte en cronista real y que nos lega constancia de muchos de los
conflictos de su época).
Con todo, las familias nobiliarias siguen desempeñando
puestos claves en la Corte y los Estados, suponiendo no sólo poder político,
sino también rentas muy elevadas. Así, siguen ostentando grandes puestos en el
gobierno que los convertían de facto en las grandes familias que gobernaban en
determinados territorios, conjugando puestos de poder y grandes rentas.
4.2 Los cambios en los sectores populares
En los territorios catalanes, correspondientes a la corona
de Aragón, ya se observa un significativo número de población urbana (alrededor
del 33% de la población pertenece al entorno urbano). La dependencia de esta
población se puede establecer de la siguiente manera: aproximadamente 1/3
pertenece al realengo, un poco más de 1/3 pertenecerían al señorío laico y un
poco menos de un 1/3 pertenecerían a instituciones eclesiásticas (abalengos).
Podemos distinguir distintos grupos entre este grueso de
población media e inferior, cuyos números dependen inversamente a su posición e
importancia:
-
Los
funcionarios, situados en el lugar más elevado pero poco numerosos y
pertenecientes a los grupos urbanos en desarrollo en este momento, ocupando un
lugar elevado y desempeñando funciones de cierta importancia (oficiales
concejiles como los batlle, letrados,
etc.).
-
Los
comerciantes, destacados en importantes ciudades comerciales que ya
sobresalían desde el siglo XII, compondrían un 10% de la población.
-
Labriegos,
pastores, pescadores, marineros, artesanos, etc., que compondrían alrededor
del 90% del grueso de la población.
En lo referido a los trabajadores del campo (palleses o masoyers) se encontraban en su inmensa mayoría sometidos a un señor
con competencias jurídicas sobre ellos. Sin embargo, su situación de
dependencia variaba notablemente según la región y las épocas. En este sentido,
se diferenciaban los territorios del norte de los del sur. Los del norte, la
Cataluña Abierta, serían territorios colonizados y pertenecientes a los
cristianos antes del año 1000, donde se daba una mayor dependencia y con unos
lazos feudales más estrictos. Los del sur, la Cataluña Nueva, serían los
territorios recientemente conquistados, sería donde los campesinos habían
llegado hacía poco tiempo y gozaban de un mejor trato, en muchas ocasiones para
atraer población a estos territorios. Además, en la Cataluña Abierta, la
agricultura se caracterizaba por el sistema de aprisio (un señor rotura un territorio y lo pone en servicio, y al
cabo de un tiempo se le otorga la propiedad) resulta en un territorio
resultante disperso; en los territorios de la Cataluña Nueva el poblamiento es
más concentrado y el campesinado está más unido, y por tanto, más resistivo a
presiones señoriales.
La adscripción a la tierra de los campesinos había impedido
el movimiento social y había resultado en un cierto sobrepoblamiento. Por ello,
los señores estaban de acuerdo con que los campesinos pudiesen comprar su
libertad (la conocida como remensa).
A finales de siglo sin embargo, las catástrofes demográficas dejan sin
trabajadores las tierras, por lo que los señores se oponen a que estos abandonen
sus tierras, mientras que los campesinos se encuentran en una situación
favorecida al ser más necesario su trabajo. La consecuencia fue la de un
reforzamiento de la autoridad señorial y un incremento de sus recursos
recuperando antiguas costumbres obsoletas en tiempos de bonanza económica; es
la recuperación de los malos usos,
diversos impuestos que los señores recuperan y exigen a los campesinos:
-
La remensa:
derecho de compra de su libertad por parte del campesino.
-
Intestia:
puesto que la tierra es del señor, este exige un impuesto en el momento en que
fallece y desea transmitir la tierra a sus descendientes y no hubiere hecho
testamento. El señor recibiría entre la mitad y la tercera parte de los bienes
muebles de quien moría sin testamento.
-
Exorchia: que era el cobro por parte del señor de
los bienes del campesino que moría sin tener descendencia.
-
Gugucia:
el derecho que tenían los señores de los bienes de la mujer adúltera.
-
Arsia:
cuando el señor perdía bienes por un incendio, se recuperaba tomando bienes de
los campesinos, ya que se suponía que el motivo del incendio era la dejadez de
los mismos.
-
Firma
Spocii: los señores cobraban un tributo por permitir hipotecar sus tierras,
ya que el señor era el propietario de las tierras y exigía por ello una compensación.
Estos malos usos estarán detrás de una gran parte de las
protestas y descontentos de las clases medias y bajas, e incluso de las
acciones contra juderías en tiempos posteriores.
En los restantes territorios de la corona de Aragón, podemos
observar diferencias respecto al reino de Cataluña. En el reino de Mallorca, el
campesinado vivía una situación algo más favorable, ya que para favorecer la
repoblación de las islas, hubo de entregarse numerosas ventajas y con fueros
más privilegiados que impedían situaciones de abuso por parte de los señores.
Además, la participación en los tributos por parte de los campesinos se
estableció de manera proporcional a sus bienes, algo inusual en la época.
4.3 Las minorías
En el reino de Valencia, lo más llamativo es la importancia
que tenían los mudéjares. En el momento de la reconquista y debido a la
necesidad de pobladores, se había permitido la permanencia de musulmanes en sus
tierras (que además solían ser los asentados en las mejores tierras). Por ello,
la masa de musulmanes en el campo era notable, gozando además de determinados
privilegios, consistentes en la asignación de sus propias autoridades, y por
tanto, un cierto autogobierno y autonomía.
En el reino de Aragón la población de mudéjares también era importante
(en torno a 20.000 habitantes repartidos en unos 150 lugares). Es destacable
también la importancia que tenía la ganadería en los valles y zonas montañosas
del norte así como en las tierras del sur. Si bien ocupaban las peores tierras,
las crisis demográficas les permiten ocupar mejores áreas.
En lo referido a las comunidades judías, estos habían
existido en una situación relativamente favorable en torno a los siglos XII y
XIII, gracias a su organización interna y al desempeño de tareas cercanas a los
monarcas. A inicios del siglo XIV se observa un cambio importante, con una
proliferación de las opiniones y acciones antisemitas, motivadas por distintos
motivos y en lugares, por lo que se puede hablar por algunos motivos generales:
-
Se observa contra los judíos una cierta suspicacia por parte de instituciones
eclesiásticas. En algunos casos, estas comunidades o instituciones
cristianas que se sentían débiles frente a la preparación de los judíos (por
ejemplo los médicos), y que veían en ello un peligro que podía atraer fieles
hacia su religión. Esto se plasma en sínodos y concilios que tratan el tema.
-
Oposición
contra los usureros. Muchos judíos se habían especializado en el préstamo
de dinero con usura, con un préstamo de hasta un 33% de interés, lo que dejaba
a los prestatarios en una mala situación ante los prestamistas. Además, la
usura se convertía cada vez más en uno de los pecados más denostados. En muchos
casos los denunciantes eran conversos que de esta manera se ganaban el favor de
los cristianos y alejaban de sí las sospechas.
-
Enfrentamiento
de Enrique de Trastámara contra su hermanastro Pedro I. Ambos habían
mantenido sendas políticas en cuanto a los judíos totalmente opuestas: Pedro I
había llevado a cabo una política pro-judía, buscando su apoyo, mientras que
Enrique desarrolló una política antisemita en muchos casos, utilizándola como
elemento de apoyo a su causa en muchos casos. Cuando vence en el conflicto, el
monarca se ve en cierto modo obligado para llevar a cabo algunas de las políticas
antisemitas, si bien le es difícil deshacerse de ellos debido a su desempeño de
labores esenciales (recaudadores de tributos, administradores de miembros de la
nobleza, médicos, oficiales, etc.).
La situación de los judíos se va agravando y empeorando, de
modo que las presiones y actuaciones antisemitas se multiplican. El caso más
notable sería el del ataque promovido por un clérigo en Écija contra los judíos
que llega a preocupar a los monarcas Enrique II y Juan I, que llegan a prohibir
la acción del clérigo. En todo caso se desemboca en las matanzas de judíos de
1391 que afectan a las grandes juderías del sur, y desde allí se extienden por
el resto de la Meseta Sur. De todos modos, a medida que nos desplazamos hacia
el norte, estas acciones van perdiendo fuerza o desapareciendo.
4.4 La estructura socioeconómica
Las clases sociales medias e inferiores en general mantienen
su estructura anterior a rasgos generales; los laboratores mantienen su proporción en la sociedad, y los
campesinos libres siguen existiendo, si bien disminuyen en número. La nobleza
trata de extender sus medios para extender su control sobre la sociedad,
llegando a ser necesaria su aceptación para que los monarcas desarrollen su
reinado.
A pesar de todo se siguen manteniendo colectivos de
propietarios en el ámbito rural y el urbano. En el ámbito rural serían los herederos, propietarios de explotaciones
agrícolas lo suficientemente extensas y diversificadas como para mantener a las
familias, y en ocasiones formando aldeas
de herederos. También hay que mentar a los campesinos de benefactoría o de veetría, que tienen libertad para elegir el señor para el que
trabajan, por lo que en ese sentido tienen una cierta libertad. La situación
sin embargo tiene que enfrentarse a las usurpaciones de las clases poderosas de
elementos necesarias para la existencia de estas poblaciones (como las zonas de
pasto).
Por debajo de estos grupos, existe una masa de jornaleros,
que alquilan su trabajo a cambio de unos ingresos en forma de salario. Su
actividad está regulada en los contratos
de servicio, y que se diferencian según la actividad en su forma, duración
y época de contratación (ganadería, agricultura, artesanado, etc.). Otros
contratos, de duración más corta, son los que regulan los que regulan el trabajo
de los trabajadores temporeros, que realizan tareas más concretas (siembra, de
puesta en marcha de molino, etc.). Los contratos siguen siendo aplicados por
los fueros, procedentes ya de épocas anteriores.
En ocasiones, los campesinos intentaron promover
asociaciones en defensa de sus condiciones, si bien sólo se pusieron en marcha
en los casos en que fueron puestas en marcha por campesinos acomodados. La hermandad vieja de Toledo congregaba a
los productores relacionados con el cuidado de colmenas de abejas de varias
comunidades y es un buen ejemplo de este tipo de asociaciones.
4.5 Los grupos urbanos
En lo referido a los grupos urbanos, nos encontramos en un
primer lugar con el problema de definir qué denominamos ciudad. Se establece un
mínimo de 200 vecinos (unos 1000 habitantes) para considerar una población como
población urbana. Sin embargo, lo que define principalmente el carácter urbano
de una población es la dedicación de sus habitantes; si predomina la actividad
de servicios frente a la agrícola, nos encontramos ante una realidad urbana.
También podemos considerar los ámbitos urbanos ante poblaciones con el título
de ciudad o de villa, ya que en este caso ya definen esta realidad. En el caso
de las villas podemos hablar de un contexto urbano por su amplio término que
debe administrar, para lo cual tienen una administración, además de ser en
muchas ocasiones de ser sede de entidades eclesiásticas.
Dentro de la población urbana, la estructura también se
mantiene. En lo referido a los gremios, si bien se les ha dado mucha
importancia, debe hablarse de hermandades
o cofradías en el caso de la corona
de Castilla, y no de gremios hasta el siglo XV. Sus funciones son
principalmente asistenciales y caritativas para con sus miembros, así como
ayudar a las viudas y huérfanos de sus cófrades. Sin embargo no puede hablarse
de gremios o de una actividad reivindicativa de cara a la producción.
El elemento que les da uniformidad a la población es que son
pecheros, con el pago de impuestos como la alcabala, el diezmo eclesiástico, la
obligación de prestar servicio en obras o servicios públicos, etc. Según las
fuentes que se consulten, la valoración de los pecheros es muy variada,
habiendo textos en que valoran estas figuras y otros que tratan de denigrarlos
(en el caso de los hidalgos esto se hace como forma de diferenciarse de ellos).
Los medios de promoción de los pecheros son variados,
visibles en los expedientes de hidalguías,
documentos en los que los solicitantes tratan de explicar sus motivos para
promocionar de su situación: el enriquecimiento, el desempeño de una actividad
pública (con su consiguiente enriquecimiento), el desempeño de determinadas
funciones en las proximidades de miembros de la nobleza, etc.
4.6 Los pobres
Gracias a las órdenes mendicantes, en este momento hay una
idea positiva de la pobreza; si bien su obra se refiere a la idea de pobreza
voluntaria, esta se traslada hacia la idea general en el resto de la sociedad.
La pobreza se define de diferentes maneras en la sociedad medieval, sin embargo
se puede utilizar aquella que define al pobre como aquel que, aun siendo
pechero y tiene obligaciones, se deja al margen de la sociedad y las
obligaciones por su ausencia de recursos. También se puede definir como
aquellas personas que viven de la caridad pública o privada, si bien en estos
momentos es, en todo caso privada o semiprivada, ejercida por instituciones
(monasterios, conventos, cabildos catedralicios, etc.).
Pueden establecerse diferencias entre la pobreza en el
ámbito rural y en el urbano. En el mundo urbano, se deja de lado de la sociedad
a vagabundos, prostitutas, asalariados y personas de baja cualificación sin
trabajo, en ocasiones a escolares pobres, algunos clérigos vagabundos, etc. En
el caso del campo, se tiene en líneas familiares la cobertura familiar, algo
que no pasa en las masas de emigrantes de las ciudades. Así, el caso de los
pobres en el ámbito rural se centra sobre todo en aquellas personas con una
minusvalía física o psíquica que les impiden desempeñar una labor. En muchas ocasiones,
el proceso de enajenación de las tierras de los campesinos, hacen que muchos no
dispongan de tierra suficiente para cubrir sus gastos y deben trabajar también
como jornaleros o mendigar.
Los pobres en este momento son vistos como elementos útiles
en este momento, ya que permite al resto de la sociedad practicar la caridad,
cumpliendo un acto caritativo y cumpliendo así un precepto evangélico. Algunos
textos medievales también los presentan como una especie de contramodelo. Así,
la raíz de la pobreza está para algunos autores como el francés Francisco
Giménez o F. Ximenis (la causa de la pobreza es la ociosidad, la falta de
voluntad de trabajo) o Raimundo Yulio (la pobreza es la causa de acaparamiento
de riqueza por parte de unos pocos, si bien está a favor de la pobreza
voluntaria y lo describe como algo normal y natural). En muchos casos se menta
como origen de la pobreza la viudedad y la orfandad, por lo que se dota desde
entonces instituciones que doten a huérfanos (especialmente caritativo dotar a
huérfanas mujeres, ya que se evita así que caigan en la prostitución y el
concubinato).
En cuanto al tratamiento benéfico de la caridad, hay una
cierta regulación de la caridad en determinadas circunstancias privadas o
públicas (como determinadas festividades), en que se regula lo que debe
otorgarse, como y a quién.
Las posibilidades de salir de la pobreza, dado que se trata
de casos extremos, son escasas. En todo caso cuando se trata de una pobreza
debida a la situación de orfandad, puede salirse al crecer el sujeto y aprender
algún oficio, el recurrir a la prostitución o el entrar a formar parte de una
orden religiosa como clérigo o como servidor. En todo caso, los tratadistas de
la época aluden al trabajo como redentor y medio para salir de la pobreza.
4.7 Los conflictos sociales
Los conflictos sociales detectados en la primera mitad del siglo
XIV están motivados por miembros de la nobleza, que aprovechan las minorías de
edad de los reyes para rebelarse con dos objetivos: asegurarse la participación
lo más directa posible en el gobierno del reino y el incremento de las rentas.
El gran perjudicado de estas revueltas, tanto si tenían éxito como si
fracasaban, era el campesinado, ya que era la masa revelada que se reprimía o,
en caso de éxito, debía soportar más rentas al triunfar lo exigido por la
nobleza.
Las posibilidades para aumentar las rentas para los nobles
eran varias. En un primer lugar, mejorar la productividad. Para ello podían
mejorar las técnicas, el utillaje, la tecnología, etc., ya que eran grupos muy
cerrados al cambio y el progreso. También podían poner en trabajo nuevas tierras,
si bien la falta de mano de obra del momento también impidió esta solución.
Otra solución era el establecimiento de contratos de más corta duración,
renovando y aumentando las rentas mucho más fácilmente. La restauración de los
malos usos o los malos fueros, con exigencias de obligaciones que se habían
perdido con el paso del tiempo también se puso en marcha (especialmente en
Cataluña) y que estuvo detrás de muchos conflictos sociales. Por último, mentar
al simple saqueo de los bienes campesinos.
Por parte del campesinado hubo algún tipo de reacción,
consistente principalmente en el reforzamiento de las hermandades, los
movimientos de asociación, etc. Estos movimientos se documentan más en las
ciudades (agrupaciones de consejo, supralocales, etc.) ya que es en donde
existen precedentes y recuerdo de movimientos de la plena Edad Media, así como
una mayor concentración de población. Existen incluso intentos de toma de poder
de las ciudades, con intentos de toma de poder de caballeros o patriciado
relacionado con los mercaderes.
Los conflictos sociales, en el caso castellano, se agravaron
o fueron mejor documentados en la segunda mitad del siglo XIV, ya no sólo por
las dificultades económicas, sino porque también funcionan como un freno a la
expansión nobiliaria tras la victoria de Enrique II. Comienzan movimientos de
protesta en las cortas y los concejos de ciudades como reacción contra el
señorío. Muchos de estos señores, debe tenerse en cuenta también, eran
extranjeros, como nobleza francesa llegada con el rey. No obstante, en la mayor
parte de los casos la situación se calma y se vuelve a una situación de
equilibrio entre la monarquía y la nobleza y el campesinado.
El caso más destacado fueron los movimientos de remensa o la
Guerra de Remensas. La causa remota debe buscarse en el hecho de que existe una
escasez de campesinos que trabajasen las tierras, por lo que los nobles optan
por los malos usos para aumentar sus rentas, principalmente la remensa (un pago
obligatorio para poder moverse en diferentes tierras). Esta guerra sucede sobre
todo en movimientos concentrados principalmente entre 1460 1470. En este
periodo es cuando se forma un gremio de palleses con exigencias contra estos
abusos, y que en estos momentos cuenta con el apoyo del rey Alfonso el Magnánimo.
Esto tuvo en contra a la Generalitat y a algún miembro del alto clero, como el
obispo de Gerona, lo que hizo que Alfonso diera marcha atrás a su apoyo.
El rey Juan II continúa el conflicto: busca el apoyo de los
campesino dándoles su apoyo, y los campesinos aceptando viendo que puede ayudar
a su causa. Así, estalla la guerra con fuerzas compuestas por las tropas del
rey y campesinos, los primeros combatiendo cerca de la costa y los campesinos
en terrenos del interior. Si bien Juan II gana la guerra, la solución no llega
hasta 1486, con la firma de la sentencia arbitral de Guadalupe, firmada por el
rey Fernando II de Aragón, el Católico, que sentencia la supresión de los malos
usos.
La conclusión del
conflicto es que, a partir de esta fecha, los campesinos de la corona de Aragón
quedan libres de estos malos usos. Debe decirse que no fue gratuito, ya que
todos los campesinos hubieron de pagar a los señores para verse libres, pero en
todo caso el sistema en el campo cambia desde entonces, y pasa a ser mediante
contrato.
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