jueves, 7 de junio de 2012

Las tiranías arcaicas en Grecia


1-      Visión teórica de la tiranía: problemas historiográficos
Desde la 2ª ½ del siglo VII a.C. aproximadamente se imponen poderes autocráticos en las ciudades más avanzadas del conjunto griego y se mantienen en el poder durante más o menos dos generaciones. Se trata de un fenómeno ampliamente difundido, pero de carácter efímero. Además no afectó a todo el mundo griego: se libraron algunas zonas con una fuerte organización tribal, como Arcadia y Grecia central; con terratenientes muy potentes, por ejemplo Esparta, Beocia o Tesalia; y también la isla de Egina.
El término “tirano” (Týrannos) tiene un término en origen neutral que no implica un prejuicio sobre las cualidades del gobernante. Únicamente indica a una persona que se adueña del poder y lo mantiene sin autoridad legítima.
Tenemos muchos problemas con las fuentes relativas a este periodo puesto que hay escasos testimonios de los contemporáneos y los que se conservan pertenecen a sus adversarios, por lo tanto no son objetivos y el resto de los documentos acerca de las tiranías son del siglo V  a.C. y posteriores por lo que ofrecen una visión distorsionada de la realidad, ya que los autores de dichos documentos observan la tiranía desde el punto de vista de las nuevas concepciones políticas y morales de esos siglos.
Los motivos de esta distorsión de los documentos posteriores, según Osborne, son que el hacho de sucumbir a la tiranía suponía una deshonra tato para la oligarquía, porque significaba la insolencia de uno de sus miembros, como para el pueblo, que se siente culpable de no valorar sus derechos. Esta es la razón de pintar a tiranos con tintes sombríos, cuando en realidad algunos gobernaron con benevolencia.
Esto supuso una amplia aplicación del término: se denominaba tirano (en periodos posteriores de las tiranías arcaicas) a las personas que se adueñan violentamente del poder, a gobernantes legales pero poder autocrático (como Filipo o Alejandro Magno) y a ciudades que imponen su poder a otras (como Atenas y Esparta).
Para los demócratas posteriores es conveniente contar anécdotas sobre tiranos arcaicos (sobre ilegitimidad, injusticias, arrogancia en el uso del poder etc.). Por estas razones es difícil saber porqué triunfaron y definir las características de su gobierno.
De estas tiranías habla, por ejemplo, Aristóteles (siglo V a.C.) en Política, 1310b: “El tirano sale del pueblo y de la masa contra los elementos destacados para evitar que el pueblo sufra injusticia por parte de ellos. Esto se pone de manifiesto en lo ocurrido, porque prácticamente la mayor parte de los tiranos han nacido, por así decirlo, de demagogos que habían obtenido la confianza (del pueblo) por sus ataques a la clase superior. En efecto, entre las tiranías unas se establecieron de ese modo cuando ya las ciudades habían crecido; otras, anteriores a ésas, surgieron de reyes que transgredían las normas tradicionales y tendían a un mando más despótico; otras, de candidatos elegidos para las magistraturas principales [...] Todas estas variedades tenían posibilidad de imponerse fácilmente sólo con que decidieran hacerlo, ya que contaban previamente con la fuerza necesaria, unas las del poder real y las otras la de la magistratura en cuestión. Así, Fidón de Argos y otros tiranos se constituyeron en tales siendo reyes; los de Jonia a partir de las magistraturas; Cípselo en Corinto, Pisístrato en Atenas [...] a partir de la demagogia”.
1.1. Los tiranos
Los tiranos pertenecen a la aristocracia, por lo que su origen les permitía acceder al cargo real o a las magistraturas. Ellos buscan conseguir prestigio ante el pueblo distinguiéndose militarmente o representando los intereses del dêmos. Actúan contra la aristocracia presentándose como un jefe popular hostil. Por lo general es fácil mantener el poder para el primer tirano, pero los siguientes tiene que recurrir normalmente a la violencia para conservar el poder.
Constituyen un Poder inconstitucional y un gobierno fuera de la ley, contrario a la monarquía. Según Finley: “…a pesar de estar por encima de la ley y la constitución, los tiranos vigorizaron la pólis y sus instituciones, contribuyendo a elevar al dêmos, o sea, al pueblo en general, a un nivel de conciencia política, lo que condujo, en algunos estados, a la democracia.
La tiranía no es el paso intermedio entre aristocracia y democracia y normalmente es reemplazada por regímenes oligárquicos con una frecuente ampliación del cuerpo cívico.
Existe una relación entre la tiranía y el enriquecimiento de la pólis (gracias al aumento del poder naval). Al hacerse Grecia más poderosa y adquirir más riquezas que antes surgieron en general tiranías en las ciudades (antes había monarquías hereditarias con atribuciones limitadas) y los griegos comenzaron a equipar escuadras y a ocuparse del mar con mayor empeño” (Tucídides 1.13.1). Surge en las ciudades más avanzadas y genera periodos de esplendor.
La tiranía casi constituye la situación social de la Grecia Arcaica y están asociadas al desequilibrio generado por la consolidación de la pólis. Son vistas actualmente como un intento de solución interna a los problemas de la pólis.
Los tiranos se convierten en líderes del dêmos en general, de los ciudadanos enriquecidos (dominando así el comercio) y de los hoplitas .
Sin embargo hay que Evitar generalizaciones, ya que hubo diversidad de experiencias.
2-      Expansión geográfica de las tiranías
Abarcan desde la 2ª ½ del siglo VII a.C. a finales del siglo VI a.C. (Atenas).
2.1. Las tiranías del noreste del Peloponeso y del istmo de Corinto: Argos, Corinto, Sición y Megara
2.1.1. Los Cipsélidas de Corinto
Se trata de la tiranía mejor conocida y quizás la más antigua. Se suceden: Cípselo (659 a.C.), Periandro y Psamético o Cípselo. Durante estas tiranías se produce una relación entre tiranía y desarrollo de la pólis. Corinto se encuentra en una zona estratégica, con posibilidad de comercio terrestre norte – sur  y marítimo este – oeste. Desde la 2ª ½ del siglo VIII a.C. se difunde su cerámica de calidad. Tiene una importante expansión colonial. La situación se produce cuando Cípselo se levanta contra los Baquíadas e impone la tiranía.
En el año 664 a.C. se produce la batalla naval de Corinto y Corcira, que ocasiona la pérdida de la ruta comercial del oeste. También se dan luchas con Megara por el control del Istmo y Argos refuerza su posición. Todo esto unido a la stásis (periodo de crisis) interna produce la caída de los Baquíadas.
La actuación de Cípselo fue la siguiente: no se modificó el sistema político, sólo se transformó la realeza nominal en poder autoritario (a costa de los áristoi).
Se confiscaron las tierras de los Baquíadas y, es posible, que se redistribuyeran.
Se cree que pudo haber una instauración de la eisphora, un impuesto directo del 10%, que sería un factor importante en el paso de sociedad clánica (organizada en clanes) a la estatal. Se empieza a financiar también la política colonial y las grandes construcciones (en esta época se crea el templo dórico).
Esta es una época importante de fundación de colonias como Potidea (Calcídica) que tenía acceso a las materias primas del noreste o las colonias de Leúcade, Anactorio, Ambracia, Apolonia y Epidamno, que permitían una ruta hacia el oeste, que era una fuente de materias primas como madera y flores. Se notaba una clara preocupación por el comercio (Periandro creará una vía de arrastre de naves).
También se acuñan las primeras monedas
Con Periandro se Activa política exterior. Se tabla amistad con Trasíbulo,  tirano de Mileto, permitiendo el comercio con el Mediterráneo oriental. Se crean relaciones con Lidia y Egipto y amistad con Atenas (rival de Egina). Con Periandro se toman también medidas contra los ricos (prohibe ostentaciones, compra de esclavos etc.).
Aristóteles le atribuye las argucias típicas del tirano para conservar el poder (soborno, terror, política represiva, guardia personal etc.), mientras que Heródoto le acusa del asesinato de su mujer, prácticas necromántica, venta de jóvenes de Corcira castrados para el rey de Lidia etc. Estas acusaciones ayudaron a ver la figura del tirano como una persona al margen de la ley y sin moderación en el ejercicio del poder.
Después de Periandro le siguió Psamético que fue asesinado y se sustituyó la tiranía por una oligarquía de ricos, isokratia según Heródoto, que vincula poder político a capacidad económica.
Heródoto (5.92) dirá lo siguiente de la tiranía de Corinto: “el régimen político que tenían los corintios era una oligarquía, cuyos integrantes, llamados Baquíadas, gobernaban la ciudad y concertaban los matrimonios de sus hijas, y los suyos propios, en el ámbito de su familia. Pues bien, Anfión, que era un miembro de dicho clan, tuvo una hija coja, cuyo nombre era Labda. Como ningún Baquíada quería casarse con ella, la desposó Eetión [...] se fue a Delfos para preguntar si tendría descendencia. Y, nada más entrar en el templo, la Pitia se dirigió a él con los siguientes versos: “[...]Labda está encinta y parirá un peñasco, que caerá sobre los déspotas y hará justicia en Corinto”[...] en cuanto su mujer dio a luz (los Baquíadas) enviaron a diez de los suyos para que mataran a la criatura[...] por un milagroso azar el niño sonrió al sujeto que lo había cogido y, al percatarse de ello, un sentimiento de piedad le impidió matarlo [...](Labda) se lo llevó, ocultándolo en el escondrijo que, a su juicio, era el más inverosímil, en una jarra [...] con el paso del tiempo, el hijo de Eetión fue creciendo; y, como había escapado al citado peligro gracias a la jarra, para llamarlo se le impuso el nombre de Cípselo[...] se lanzó sobre Corinto y se apoderó de la ciudad [...] una vez erigido en tirano […] desterró a muchos corintios, a otros muchos los privó de sus bienes, y a un número sensiblemente superior de la vida

2.2. Las tiranías de la Grecia asiática y de las islas: Mileto, Mitilene, Samos y Naxos
2.2.1. El caso de Mileto
La ciudad próspera con la tiranía: se produce una expansión colonial y un desarrollo cultural. Surge con Trasíbulo a finales del siglo VII a.C. (se desconoce su cariz). Estuvo apoyado por génē aristocráticos contra los lidios.
A principios del siglo VI a.C., Aristágoras contó con el apoyo persa para mantener al pueblo bajo control.

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