1- Introducción: delimitación cronológica y terminológica
La civilización micénica se
desarrolla durante el Heládico
Reciente (siglos XVI-XII a.C.). El centro más destacado será Micenas, pero los diferentes estados no
estaban sometidos a ella. Según Finley, se puede hablar de civilización
micénica por la uniformidad de restos arqueológicos. Los rasgos
principales de la cultura micénica son la influencia minoica, de la que
toman la cultura material y modos de vida: estructura palacial como
vertebración de la sociedad, condición de marinos y actividad comercial en el
exterior y aspectos culturales (escritura) y religiosos. También es un rasgo
fundamental el militarismo, que
queda patente con los descubrimientos de ajuares guerreros, carros de guerra,
palacios con inmensas fortificaciones (al final del periodo) y temas guerreros
destacados en la iconografía.
Durante el HR III
A, B y C (1400 – 1100 a.C.) se da el mayor desarrollo de la “estructura palacial”
micénica. También en la misma época (CR III = HR III A, B y C) se implanta en
Creta y en las islas del Egeo el llamado “micenismo”.
2-
El proceso de jerarquización social y la aparición de las primeras
dinastías gobernantes a través de los enterramientos
3-
El HR III y la estructura palacial micénica
3.1. La organización socio-política
Durante el HR III se
produce el máximo desarrollo de los palacios micénicos, que contaban con una complicada
planta, ámbitos nobles y de servicios y un mégaron, que tenía funciones
ceremoniales. La mayoría de estos conjuntos palaciales, como Micenas y Corinto,
estaban fortificados, aunque algunos, como es el caso de Pilo, no lo estaban.
Los palacios, que eran de propiedad privada (KI-TI-ME-NA
o telestai), más las comunidades
aldeanas, que constituían la tierra común (KE-KE-ME-NA), formaban una
especie de principados independientes, lo que podría suponer que se pudieran
formar ligas frente a los enemigos comunes y la hegemonía de Micenas, aunque no
hay pruebas que lo demuestren.
Esta sociedad estaba marcada por un poder monárquico fuerte, muy
diferente de cómo se configurará la Grecia posterior. El señor supremo del
palacio recibía el nombre de WA-NA-KA y ostentaba las funciones
económicas, administrativas, sacerdotales y, posiblemente, las militares. Es
posible que fuese una figura de carácter divino o una especie de sumo sacerdote.
La segunda persona más importante era el RA-WA-KE-TA o lawagéta,
cuyas funciones podrían ser las de representante del rey o jefe del ejército,
aunque no estamos muy seguros. Ambos personajes poseían un dominio territorial propio llamado TE-ME-NO.
Se sabe que también existían otros nobles con funciones delegadas pero es difícil
identificar sus cargos y competencias.
En los centros locales encontramos cargos con mando local, como los KO-RE-TE,
que eran los representantes reales en las aldeas y estaban vinculados al Telestai
y a las tierras KI-TI-ME-NA. Los PA-SI-RE-U o basileus
eran una especie de ancianos de la tribu y estaban al frente de la
KE-RO-SI-JA, algo parecido a un consejo de ancianos.
3.2. Comercio
micénico
Los principales beneficios económicos de la sociedad micénica procedían
de la tierra, la ganadería y el comercio. Es posible que el comercio contase
con la existencia de una actividad libre de la iniciativa palacial. Se establecen contactos con puntos lejanos como las islas del Egeo, Macedonia y Tracia, Asia Menor el Valle
del Éufrates, Egipto, Sicilia y sur de Italia o la Península Ibérica. Se crean
establecimientos comerciales permanentes en zonas como Chipre, Asia Menor, Mileto, Colofón, Occidente y la
zona Tarento y Siracusa.
Las exportaciones principales eran de productos agrícolas y
manufacturas artesanas, mientras que las importaciones constituían materias primas (cobre de Chipre, estaño de Anatolia y Occidente) y productos
de lujo (oro, marfil, ámbar, piedras preciosas, especias).
La expansión comercial pudo ser uno de los trasfondos históricos que
darían una explicación a la guerra de Troya.
3.3. La religión
micénica
Se han encontrado frescos procesionales en el mégaron, lo que
podría indicar que se practicaban ceremonias en palacio aunque, según Dickinson,
estas pertenecerían a un culto específico y no tendrían lugares para
concentraciones.
En la actualidad conservamos algunas áreas y edificios cultuales como
Delfos, Olimpia o Epidauro. Textos en Lineal B documentan la adoración de
algunos dioses del panteón clásico como Zeus, Poseidón, Dionisos, Artemis y,
posiblemente, Hermes.
Existían colegios de sacerdotes en los que había tanto hombres como
mujeres que se encargaban de atender sacrificios incruentos (animales) y
cruentos (humanos).
3.4. El fin del
mundo micénico: diferentes hipótesis
Desde el HR III B al HR III C y a lo largo de éste (1200-1100 a.C.) se
producen una serie de destrucciones que acabarán con el mundo micénico. Hay
varios hechos que sabemos con los que podemos elaborar las hipótesis de su
desaparición: se refuerzan las defensas en Micenas, Tirinto y Atenas (los que
podemos interpretar como un temor a posibles ataques); en Micenas se produjeron
una serie de destrucciones e incendios (pudo
ocasionarse en 1200 o 1150 una destrucción por el fuego, o una decadencia
paulatina en los ss. XII-XI a.C.); el palacio de Pilo fue destruido por un incendio
hacia el 1200 a.C.; Tirinto y Tebas
también fueron destruidos (fecha difícil de precisar); hacia el 1200 a.C. desaparecen
centros menores: menos en HR III C (1200 – 1100 a.C.). Quedaron, sin embargo algunas
zonas prácticamente intactas, como es el caso de Tesalia, la Elide, Arcadia y
las islas del Egeo. Acaya y Ática se convirtieron en lugares de refugio.
Existen diferentes teorías acerca del fin de la civilización:
-
Invasión de los
dorios: es la teoría
tradicional. Está basada en leyenda del retorno de los Heraclidas, los hijos
de Heracles (Hércules), que acabarían ocupando el Peloponeso y la distribución dialectal griega (dorio). Esta
teoría tiene una fuerte objeción y es que no hay datos arqueológicos de
irrupción o nuevos asentamientos.
-
Fin relacionado
con “pueblos del mar”: ruptura de las
relaciones comerciales en el Mediterráneo oriental. La objeción que presenta
esta teoría es que las destrucciones se dieron lejos de la costa y no en las
islas.
-
Causas naturales:
cambio climático, catástrofe
sísmica, o generalización endémica de enfermedades.
-
Causas internas: provocadas por contradicciones de la sociedad
micénica. La organización palacial micénica estaba en contrate con los centros
rurales, que no estaban plenamente
integrados; los Basileus estaban enriquecidos y había una gran
descentralización. Un aumento de la presión fiscal sumada a la crisis del
Mediterráneo oriental habría podido causar los problemas internos.
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