viernes, 20 de abril de 2012

Política y Economía en la Europa Renacentista




A finales de la Edad Media, especialmente en el siglo XIV se produce un fuerte bajón demográfico provocado principalmente por la Peste Negra de 1348. Sin embargo, durante los siglos XV y XVI se produce un crecimiento de la población que favorece el aumento de gente joven[1].
Los numerosos conflictos de finales de la Edad Media[2] acabaron con la resistencia nobiliaria, que finalmente acabó cediendo ante el poder monárquico. A partir de 1450 llegan a los principales tronos europeos dinastías fuertes (Habsburgo, Valois, Tudor, etc.). Esto provoca el final progresivo del feudalismo[3] ya que los nuevos monarcas son capaces de imponer su soberanía sobre los poderes feudales[4]. Los nuevos monarcas intentarán homogeneizar sus reinos en el ámbito religioso, político, económico[5], social y cultural. Esta centralización queda reflejada en la aparición de las primeras capitales de los estados europeos (París, Londres Lisboa o Madrid), que fueron necesarias para la administración del estado debido a la burocratización y complejidad de los nuevos estados modernos. Toda esta nueva administración era muy difícil de financiar, por lo que los monarcas tuvieron que encontrar la forma de sufragar al estado, por ejemplo, con la venta de títulos honoríficos o solicitando préstamos a los grandes banqueros europeos (los Fugger, los Spinola, etc.).
Las sociedades renacentistas, cuya población vivía principalmente en aldeas, eran básicamente agrarias[6] (aproximadamente el 85% - 90% de la población se dedicaba a la agricultura). Aunque también tuvieron mucha importancia las manufacturas[7], especialmente la textil, la minera y la naval. Gran importancia tuvieron también las rutas comerciales dentro de toda Europa, que estaba dividida en áreas comerciales, siendo una de las más importantes la controlada por la Liga Hanseática[8].


[1] Esto es una de las razones que hicieron posible este cambio de mentalidad: la sociedad joven es más activa que la anciana y está más dispuesta a impulsar los cambios sociales.
[2] Los conflictos más importantes fueron la Guerra de los Cien Años (1337 - 1453) entre Francia e Inglaterra, la posterior guerra civil en Inglaterra (la Guerra de las Dos Rosas: 1455 - 1485) o la Guerra de Sucesión Castellana (1475 – 1479).
[3] El feudalismo era el sistema político característico de la Europa medieval. Consistía en un estado fragmentado en el que la soberanía se repartía entre los nobles (territorios señoriales), el clero (territorio de abadengo) y el rey (territorio de realengo), quedando este último como un señor feudal más. Por esta razón, la legitimidad de la corona dependía en gran medida de la capacidad del rey para mantener a los señores feudales bajo control.
[4] Es importante señalar que estos monarcas absolutistas contaban con el apoyo del pueblo llano, quienes los veían como una garantía de paz. Se puede observar en este hecho un incipiente nacionalismo.
[5] Durante los siglos XIII y XIV, aparecen tímidamente en Europa los primeros síntomas del sistema capitalista o liberalismo económico, cuya característica principal es la mínima intervención del estado en la economía, limitándose estas a defender las libertades del individuo. En este proceso intervienen algunos factores como la aparición de la burguesía o el triunfo de las monarquías absolutistas.
[6] Era una agricultura extensiva, con utilización de barbecho, que giraba en torno al trigo, la cebada, el maíz y el cereal. Se comerciaba con el excedente. En cuanto a la agricultura, los animales más importantes eran la cabra, la oveja (muy importante por su lana), la vaca y el cerdo.
[7] Estaban agrupadas en gremios, los cuales controlaban la calidad y los precios de los productos, pero no favorecían lo más mínimo a la innovación.
[8] Fue una federación de ciudades del norte de Alemania y de comunidades de comerciantes alemanes en el mar Báltico, los Países Bajos, Noruega, Suecia, Inglaterra, Polonia, Rusia, parte de Finlandia y Dinamarca, así como regiones que ahora se encuentran en Estonia y Letonia.

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